1 Re 12, 26-32; Sal 13, 33-34; Mc 8, 1-10.
“Me da lástima de la gente porque no tienen qué comer”
Sólo tenían siete panes, pero eran unas cuatro mil personas. Jesús, dando gracias, partió los panes e iba dándoselos a sus discípulos para que ellos lo sirvieran a la gente. Y lo mismo hizo, después de bendecirlos, con unos pocos pescados…Y sobraron “siete canastas”.
Y estos católicos discípulos de Jesús siguen sirviendo los dones a los necesitados. (No hablo de los perezosos). Y los encuentras en los lugares más remotos o desconocidos. Por ejemplo en Kolowar, población de la República africana de Togo. Allí vive y sirve Antonietta Profumo con dos compañeras más de Nuestra Señora de los Apóstoles. Sor Antonietta es la directora del Centro de Salud especializado en infectados con lepra y SIDA. Sirven, con la ayuda de algunos médicos y generosos colaboradores, a unas 800 personas, 50 de entre ellas son niños. No pocos de ellos son huérfanos e hijos de padres seropositivos. “Nuestras manos son guiadas y apoyadas por la Providencia que viene a nosotros de tantas maneras diferentes, pero siempre para ayudarnos a construir algo hermoso y bueno”.
Gracias, Señor, por tantos como nos dan ejemplo, no se excusan, y te sirven en los necesitados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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