1 Re 8, 22-23. 27-30; Sal 83, 3-11; Mc 7, 1-13.
“Ustedes… imponen sus tradiciones”
Los fariseos y algunos escribas protestan ante Jesús porque sus discípulos se saltan las tradiciones rituales acostumbras por ellos. Jesús les cita a Isaías: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”, y luego Jesús añade: “Dejando el precepto de Dios, se aferran a la tradición de los hombres”.
¿Dónde está tu corazón, dónde el mío? Podemos ser muy persignados y poco cristianos. Y esta persona le da más importancia a sus “mandas”, que al nuevo mandamiento, al agua bendita más al sacramento de la reconciliación. La Carta de
Santiago no contrapone la fe y las obras, sino la fe sin obras y la fe con obras. La fe sin obras es un avión incapaz de tomar vuelo.
Por viejas tradiciones podemos dispensarnos –en la familia o en la comunidad– de la igualdad radical que Dios regaló a hombres y mujeres.
¿Hasta cuándo? Tienes a tus mayores, ya ancianos o enfermos, ¿con cuánto amor y frecuencia los cuidas? En este evangelio, Jesús también critica a sus interlocutores por excusarse de este cuarto mandamiento. Es dimensión del Mandamiento Nuevo. ¿Qué diría Jesús de estos movimientos que quieren ya aplicar el asesinato (eutanasia) a los enfermos de Alzheimer?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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