Un día en la vida del Defensor del Cliente en los Servicios Sociales

por | Ene 26, 2018 | Formación, Reflexiones | 1 Comentario

Estaba pensando en realizar un año de servicio Vicenciano desde hacía tiempo, pero no sabía en dónde. Honestamente, no sé cómo este programa terminó siendo al que me presenté, pero no pude evitar la idea. Estaba tan cómoda con mi estilo de vida que sabía que necesitaba un cambio de perspectiva y este programa parecía encajar perfectamente con ese deseo. Aunque me sentí llamada a servir en Cincinnati, todavía estaba aterrorizada, pero, como mi hermana gemela siempre me recuerda, Dios no llama al preparado, Él prepara el llamado y ¡bien, aquí estoy!

Actualmente, estoy trabajando como Defensor del Cliente en el departamento de servicios sociales de St. Vincent de Paul. Al igual que todos los departamentos de St. Vincent de Paul, el departamento de servicios sociales realiza muchas tareas. Algunos de los servicios que ofrecemos incluyen asistencia inmediata, como redactar cupones para las tarjetas de identificación del estado, certificados de nacimiento y artículos para el hogar y ropa. Otras veces servimos a nuestros vecinos ayudándolos con su alquiler mensual o factura de servicios públicos. Además de esos servicios, principalmente servimos como amigos; una oído que escucha a quien pasa por un momento difícil.

Aquí, muchas de nuestras familias están pasando mometnos difíciles con las relaciones y las finanzas. Mi trabajo más importante es ser alguien que escucha su historia y luego ofrece orar con y para ellos. Constantemente me sorprende lo fieles que son mis vecinos aquí. Uno de los principales valores de St. Vincent de Paul es ver el rostro de Cristo en todos los que encontramos y mis vecinos lo hacen fácil. ¡A menudo son tan alegres y edificantes, simplemente LLENOS de Cristo!

A través de este puesto, tuve la oportunidad de crecer espiritual y profesionalmente de una manera que no sabía que fuera posible. Espiritualmente, me he enamorado más de Dios por mis vecinos. Su presencia llena mi corazón todos los días. A veces solo sonrío cuando estoy caminando a casa desde el trabajo debido a lo agradecida que estoy por ellos. Honestamente, no sé qué más decir además de «gracias» a Dios por este programa.

Profesionalmente, también he crecido enormemente. Cuando descubrí por primera vez cuál era mi puesto de trabajo, estaba aterrorizada; no me sentía cualificada o lista para experimentar nada de eso. Sin embargo, con el apoyo de mis compañeros de trabajo, la comunidad y los vecinos, puedo decir honestamente que por primera vez me siento cualificada. Me siento como si me tomaran en serio aquí y formara parte de un equipo lleno de personas solidarias. Me siento confiada en mi ministerio y como una verdadera profesional y joven adulta; es refrescante.

Aunque siento que estoy creciendo espiritual y profesionalmente, definitivamente he luchado de muchas maneras. Mi aspecto favorito de este año es la solidaridad, pero también es donde tengo más dificultades. La solidaridad es maravillosa porque proporciona una perspectiva y un sentimiento de unidad, pero también es temporal para mí. Solo tengo que experimentar esto por un año, y aunque a veces es incómodo, sé que va a terminar. Lucho con la idea de que mis vecinos no sepan cuándo terminarán los tiempos difíciles y que existe la posibilidad de que nunca salgan de este ciclo. Todas estas aprensiones me proponen la pregunta de ¿qué debo hacer para seguir siendo proactiva y solidaria después de este año? Bueno, desearía tener una respuesta en este momento pero todavía estoy tratando de resolver eso.

El popular himno “Here I am, Lord” [Aquí estoy, Señor] siempre me pone los pies en la tierra en momentos de ansiedad, inquietud, alegría y agradecimiento a través de mi ministerio. También parece guiarme a través de todos los demás aspectos de mi vida este año. Especialmente me gusta reflexionar y rezar el coro: «Aquí estoy, Señor, ¿soy yo, Señor? Te he oído llamar en la noche. Iré, Señor, si me guías. Mantendré a tu pueblo en mi corazón».



Ana Dávila es graduada de la Universidad del Niágara con un título en discapacidades del desarrollo y en estudios religiosos. En su tiempo libre le encanta ir de excursión, acampar, escribir un diario y jugar con su perro. Ana también es una misionera laica vicenciana, anteriormente pasó un mes en Kenia trabajando junto a las Hijas de la Caridad.

del sitio web de los Voluntarios Vicencianos de Cincinnati

Etiquetas:

1 Comentario

  1. Encarnación Orden Mascuñán

    Me ha parecido precioso el comentario de Ana sobre el Defensor del Cliente y sobre todo me ha parecido maravilloso lo de que «Dios no llama al preparado, Él prepara el llamado»
    Ojalá tuviéramos siempre esa confianza en que Dios nos prepara y nos lanzáramos a responder prontamente a sus llamadas.
    ¡Defensores de los pobres! Qué estupenda misión.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

homeless alliance
VinFlix
VFO logo

Archivo mensual

Categorías

FAMVIN

GRATIS
VER