Jer 23, 5-8; Sal 71; Mt 1, 18-24.
“Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer”
¡Qué misteriosos y profundos son los planes de Dios!
¿Por qué Dios a veces escoge caminos difíciles, pudiendo hacer las cosas “fáciles”?. El pasaje de hoy es una muestra de ello: una joven desposada, va a dar a luz a su hijo, sin convivir aún con su esposo, por obra del Espíritu Santo. Y su prometido, ha decidido repudiarla en secreto.
Creo que Dios, al elegirnos para realizar sus planes, intenta sacar lo mejor de nosotros mismos. Y para ilustrar esto, recuerdo ahora una sencilla reflexión que plantea que, al exprimir una naranja ¿qué sale?, y parece obvio contestar que: jugo de naranja, pero sirve para plantearnos a nosotros mismos: ¿cómo reaccionamos ante la presión que recibimos del exterior?
María y José viven una situación conflictiva que seguramente nunca se habían planteado ni siquiera como posibilidad. Y MARÍA siendo una mujer sencilla, le da a Dios además una respuesta de humildad y de total abandono. JOSÉ, por su parte, ya había tomado una resolución bastante buena y encomiable, no denunciarla por adulterio (de lo que contrario, María tenía que ser lapidada, según sus leyes). Pero una vez que el ángel del Señor le revela en sueños que esa situación corresponde a sus planes, el “varón justo”, responde a Dios no sólo desde la justicia, sino además con obediencia, amor y fe.
Pidámosle hoy a Dios la gracia de abrir nuestra mente y corazón para reaccionar con docilidad, amor y fe a sus planes, sobre todo en nuestras situaciones “conflictivas”.
“La fe comienza donde termina el orgullo” (Lamennais).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Catalina Carmona Librado, HdC
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