Era una chica más. Cumplía su sueño: ser periodista. Había trabajado en diversos medios y vivía en Italia para hacer noticias sobre el Vaticano en la agencia de noticias Rome Reports.
Patricia de La Vega dice que le encantaba lo que hacía. Sin embargo, algo cambió en su vida cuando descubrió que su vocación era servir a los más pobres de la sociedad.
“Eso era algo con lo que había soñado desde que era pequeña, pero llegó un momento en el que vi que eso no llenaba toda mi vida, que había algo que me faltaba. Y entonces fue a través del contacto con las personas que más lo necesitan cuando ahí descubrí que en ese caminar juntos, eso a mí me hacía feliz, eso es lo que llenaba toda mi vida. Y pensé: “Esto es lo que quiero para siempre”.
Fue así como conoció a las Hijas de la Caridad, congregación ligada a San Vicente de Paúl, y comenzó a repensar su camino. Dice que no fue fácil, y que pasó miedo, pero tomó aire y dio el salto. Ahora asegura que no se arrepiente de su decisión, porque cree que es la que la conduce a la verdadera felicidad.
“Merece la pena totalmente, porque te hace vivir la vida con toda su intensidad. Porque me ha ayudado a conocer a muchas personas que de otra manera no hubiese conocido, porque ha hecho abrir mi corazón, mi vida, mi persona. Porque junto con estas personas y en la vocación en la que estoy creo que he crecido, que soy mejor, y que si no hubiese seguido esta vida pues no lo hubiese sido, creo que no. No hubiese sido tan feliz como lo soy ahora”.
Tras nueve años regresó a Roma, aunque esta vez no como periodista sino como consagrada. Celebró los 400 años de su carisma. Un carisma vicenciano que la impulsa a entregar cada día de su vida al servicio a los demás.
Fuente: Rome Reports.
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