Hoy es la Presentación de María en el templo. Jesús debe ser anunciado y presentado en medio de la familia, nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio” (AL 58).

El capítulo tercero (“La mirada puesta en Jesús: vocación de la familia”) es una síntesis sobre las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia. La encarnación del Verbo en una familia humana en Nazaret, conmueve con su novedad la historia del mundo.

Es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. Necesitamos sumergirnos en el misterio del nacimiento de Jesús, en el sí de María al anuncio del ángel, cuando germinó la Palabra en su seno; también en el sí de José, que dio el nombre a Jesús y se hizo cargo de María (AL 65). La Iglesia es familia de familias, constantemente enriquecida por la vida de todas las iglesias domésticas (AL 87)

MONICIÓN DE ENTRADA

Hoy es la Presentación de María en el templo y nada mejor para comenzar esta celebración que leer en el protoevangelio de Santiago una joya de la literatura apócrifa escrita  unos 150 años después de Cristo: “Los meses pasaban y la niña crecía. Al cumplir dos años dijo Joaquín a Ana:

-Llevémosla al templo del Señor para cumplir la promesa que hicimos, antes de que el Señor soberano nos la reclame; entonces nuestra ofrenda ya no será agradable a sus ojos.

Pero Ana respondió: -Esperemos hasta que cumpla los tres años, para que la niña no sienta ya la carencia del padre y de la madre.

Joaquín respondió: – Esperemos.

Cuando la niña cumplió tres años, Joaquín dijo: -Invitemos a las doncellas hebreas sin mancha. Que cada una tome una antorcha y la mantenga encendida, para que la niña no se vuelva atrás y su corazón no sea atraído por nada lejos del templo del Señor.

Y así lo hicieron mientras iban subiendo al templo de Dios.

La recibió el sacerdote del Señor y, después de haberla besado, la bendijo diciendo: -El Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones. En ti el Señor manifestará, al final de los tiempos, su redención a los hijos de Israel.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, en tu presencia resplandece toda hermosa la Virgen María, tu humilde sierva, gloria de tu Hijo y compendio de virtudes; concédenos procurar, como ella, todo lo que es verdadero y noble, para llegar un día ante ti, fuente de toda belleza y autor del amor hermoso. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA: (Colosenses 3,12-17)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la mise- ricordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Palabra de Dios

RESPUESTA A LA PALABRA: (Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10)

Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo. R.

Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. Dichosos los que encuentran en ti su fuerza al preparar su peregrinación. R.

Señor de los ejércitos, escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob. Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo, mira el rostro de tu Ungido. R.

ALELUYA

EVANGELIO (Lucas 2, 22. 39-40)

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moi- sés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabi- duría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor

SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA

• María fue elegida para ser Madre de Dios. San Pablo llama a los Colosenses elegidos de Dios, santos y amados, también a nosotros, y nos dice que nos vistamos de misericordia, de bondad, de humildad de dulzura y comprensión, que nos perdonemos, que seamos agradecidos, que nos ayudemos y que todo este modo de vestir lo ciñamos con amor. Que cantemos himnos y salmos mostrando el agradecimiento y la santidad de nuestras El evangelio, en vez de la presentación de María que hemos leído en la monición nos presenta la de Jesús: los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, y terminada la presentación volvieron a Nazaret y el niño iba creciendo, como en las demás familias, y la gracia de Dios lo acompañaba. También a María y también a nosotros nos acompaña la gracia de Dios.
• Jesús debe ser anunciado y presentado en medio de la familia, nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio (AL 58). La encarnación del Verbo  en  una  familia  humana  en Nazaret, conmueve con su novedad la historia del mundo. Necesitamos sumergirnos en el misterio del nacimiento de Jesús, en el sí de María al anuncio del ángel, cuando germinó la Palabra en su seno; también en el sí de José, que dio el nombre a Jesús y se hizo cargo de María (AL 65). Ese sí es el que se pronuncia en el matrimonio. Un sí fiel e indisoluble. Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre. Un sí que es un don por parte de Dios a las personas unidas en matrimonio y un don de uno a otro. “Al unirse ellos en una sola carne, representan el desposorio del Hijo de Dios con la naturaleza humana. Por eso en las alegrías de su amor y de su vida familiar les da, ya aquí, un gusto anticipado del banquete de las bodas del Cordero. Aunque la analogía entre la pareja marido-mujer y Cristo Iglesia es una analogía imperfecta, invita a invocar al Señor para que derrame su propio amor en los límites de las relaciones conyugales” (AL 73)
• Con íntimo gozo y profunda consolación, la Iglesia mira a las familias que permanecen fieles a las enseñanzas del evangelio, agradeciéndoles el testimonio que dan y alentándolas. Gracias a ellas, en efecto, se hace creíble la belleza del matrimonio indisoluble y fiel para siempre. La familia, comunión entre personas, refleja, por gracia, el misterio de la Santa Trinidad. Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, y la oración y la ofrenda (AL 86). La Iglesia es familia de familias, constantemente enriquecida por la vida de todas las iglesias domésticas (AL 87). “La belleza del don recíproco y gratuito, la alegría por la vida que nace y el cuidado amoroso de todos sus miembros, desde los pequeños a los ancianos son los frutos de la vocación de la familia, tanto para la Iglesia como para la sociedad entera” (AL 88).
• Al terminar estos tres primeros días de la Novena, en el día de la Presentación de María en el Templo, dejamos que pasen 10 años y la vemos presentarse llena de alegría en casa de su prima Isabel. Isabel se llena de alegría por la visita, Juan salta de gozo en el vientre de su madre y María canta el magníficat. Cuando la Milagrosa, en la Visita Domiciliaria entra en una casa, la familia se llena de alegría, de paz, de oración y bendiciones. Cumpliéndose el lema de la novena de este año: “LA ALEGRÍA DE MARÍA EN LA FAMILIA”.

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Presentamos a Dios nuestra oración, confiando en la intercesión de María.

¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos!

1.  Que al igual que tu Madre te llevó en su seno durante nueve meses, sepamos también nosotros llevarte en nuestro interior, y sepamos transparentarte y darte a los demás. Roguemos al Señor.
2. Danos de tu Cuerpo y de tu Sangre para que nos fortalezca, para que también nosotros podamos fortalecer a los que se encuentran en situaciones de pobreza y de debilidad. Roguemos al Señor.
3. Y por cada uno de nosotros, que somos diariamente invitados a la Eucaristía, para que lleguemos a ser signo y comunión en medio de nuestros hermanos. Roguemos al Señor.

¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos!

Sacerdote: Acoge, Señor, la súplica que te presenta tu Iglesia por intercesión de Santa María Virgen. Por J N S

ORACIÓN EN LA PRESENTACIÓN DE DONES

Te pedimos, Señor, que nos sea provechosa la ofrenda que te dedicamos, para que, recorriendo con la Virgen María el hermoso camino de la santidad, nos renovemos con la participación en tu vida divina y merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

1. El Señor esté con vosotros
2. Y con tu espíritu.
3. Levantemos el corazón.
4. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
5. Demos gracias al Señor nuestro Dios.
6. Es justo y necesario

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, y proclamar tu grandeza en esta conmemoración de la santísima Virgen María. Ella fue hermosa en su concepción, y, libre de toda mancha de pecado, resplandece adornada con la luz de la gracia; hermosa en su maternidad virginal, por la cual derramó sobre el mundo el resplandor de tu gloria, Jesucristo, tu Hijo, salvador y hermano de todos nosotros; hermosa en la pasión y muerte del Hijo, vestida con la púrpura de su sangre, como mansa cordera que padeció con el Cordero inocente, recibiendo una nueva función de madre; hermosa en la resurrección de Cristo, con el que reina gloriosa, después de haber participado en su victoria. Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando tu alabanza:

Santo, Santo, Santo …

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Protege, Señor, continuamente a los que alimentas con tus sacramentos, y a quienes has dado por madre a la Virgen María, radiante de hermosura por sus virtudes, concédenos avanzar por las sendas de la santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.