La Jornada de los pobres, como San Vicente de Paúl la quería: una entrevista con el P. Tomaž Mavrič

por | Nov 18, 2017 | Familia Vicenciana, Noticias | 0 Comentarios

Con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, el papa Francisco envió a todas las diócesis y órdenes religiosas un mensaje titulado «No amemos de palabra, sino con obras», en el que escribe: «La seriedad con la que el ‘discípulo amado’ ha transmitido hasta nuestros días el mandamiento de Jesús se hace más intensa debido al contraste que percibe entre las palabras vacías presentes a menudo en nuestros labios y los hechos concretos con los que tenemos que enfrentarnos. El amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres. Por otro lado, el modo de amar del Hijo de Dios lo conocemos bien, y Juan lo recuerda con claridad. Se basa en dos pilares: Dios nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10.19); y nos amó dando todo, incluso su propia vida (cf. 1 Jn 3,16)».

Partiendo de esta solicitud, nos hemos reunido con el padre Tomaž Mavrič, superior general de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, con ocasión del jubileo del 400 aniversario de la fundación de su carisma al servicio de los pobres. De hecho, en el mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres, el Papa ha pedido un «verdadero encuentro» con los pobres:

¿En qué consiste la espiritualidad vicenciana?

A partir de una pequeña semilla de mostaza en 1617, la familia vicenciana se ha convertido en un gran árbol compuesto hoy en día por más de 200 ramas (asociaciones de laicos y congregaciones de vida consagrada) con aproximadamente 2 millones de miembros en 150 países. Además, la Familia Vicenciana también está compuesta por hombres y mujeres que, aún sin pertenecer a ninguna rama en particular, se inspiran en el ejemplo de Vicente de Paúl siguiendo sus pasos en el servicio a los pobres. Las diversas ramas de la Familia Vicenciana están presentes en varios campos: en la formación del clero y de los laicos, en la educación, en la salud, el trabajo social, el servicio directo a los pobres, el trabajo pastoral, los retiros, las misiones populares, las misiones ‘Ad Gentes’ y muchos otros.

Las necesidades de la gente son grandes y el territorio es vasto. Respondemos lo mejor que podemos, porque Vicente nos ha enseñado a amar a Dios, pero… «con la fuerza de nuestros brazos y el sudor de nuestra frente». Sabemos que los pobres son «nuestros amos y señores», que en los pobres encontramos a Jesús, y en Jesús a los pobres, y que «la caridad de Jesús crucificado nos urge a servirlos». Queremos hacer nuestras las palabras del Papa a los jóvenes, a los que están invitando a «hacer lío». Queremos «hacer lío» por los pobres, a favor de los pobres y con los pobres.

En la audiencia de octubre con la Familia Vicenciana, el Papa Francisco indicó tres verbos: adorar, acoger, e ir. ¿Qué significan para los vicencianos?

El corazón de nuestra acción es Cristo: sin enraizarse en Su Palabra, sin conocer a Cristo de corazón a corazón, el nuestro sería un acto vano y desordenado, sin una meta. La adoración, beber en la fuente de la Vida es fundamental para todo vicenciano, porque de allí brota nuestra fuerza, que nos lleva a reconocer al Cristo sufriente y humillado en cada hermano y hermana. No podemos esperar a que los pobres llamen a nuestra puerta: Cristo nos envió a predicar el Evangelio a todo el mundo y el predicar a Cristo crucificado y resucitado nos lleva a primera linea, donde Cristo porta de nuevo la cruz todos los días. Debemos salir e ir a los suburbios materiales y espirituales de este mundo, para el progreso material y espiritual al mismo tiempo.

¿Cuál era el carisma de San Vicente de Paúl?

San Vicente de Paúl vivió en Francia en 1617 y cambió para siempre, no solo su vida, sino también la Iglesia y la sociedad. En Folleville comenzó a escuchar las conmovedoras confesiones de las personas necesitadas que vivían en las áreas más remotas. Ese mismo año, en Châtillon-les-Dombes, Vicente alentó la organización de sus feligreses para trabajar juntos en aliviar el sufrimiento de las familias que sufren enfermedades y pobreza. Estos dos acontecimientos han ayudado a dar forma al carisma vicenciano: servir a Dios en los pobres, nuestros amos y señores, a través de la predicación del Evangelio (misión) y el apoyo de los necesitados (caridad).

En el mensaje de la Primera Jornada de los Pobres, el Papa insta a amar con hechos: ¿cómo poner en práctica esta solicitud?

Con acciones concretas. Puedo mencionar, por ejemplo, la «Alianza Global de la Familia Vicenciana a favor de las personas sin hogar», un proyecto trienal a nivel mundial que se presentó al Parlamento Europeo el 28 de junio. Se trata de una respuesta a una emergencia mundial: la ONU estima que más de 1.200 millones de personas en este planeta no tienen domicilio fijo y que esta cifra probablemente aumentará debido a la pobreza, las crisis económicas, las guerras, los desastres naturales y la urbanización. La idea básica es la de cambiar la vida de miles de personas sin hogar, llevando su voz en un nivel global para que sea escuchada por los políticos a nivel local, nacional e internacional, hasta la ONU. Actualmente se estima que la falta de vivienda en todo el mundo se divide en tres áreas: los que viven en las calles, los que viven en los campamentos de refugiados/desplazados y los que viven en los barrios pobres y favelas en todo el mundo.

A nivel mundial, calculamos unos 65 millones de refugiados en todo el mundo en este momento, y 863 millones de hombres, mujeres y niños que viven en chabolas y barrios pobres de todo el mundo. En este contexto, la Alianza de la Familia Vicenciana a favor de las personas sin hogar quiere marcar una diferencia en las vidas de estos cientos de miles de personas alentando, a nivel mundial, el crecimiento de nuevas oportunidades para los refugiados, los habitantes de los suburbios y los que viven en la calle. Se quiere construir una red de colaboración cada vez más fuerte dentro de los grupos vicencianos que se ocupan del problema de la falta de vivienda y apoyar el desarrollo de esta red y de sus líderes emergentes; compartir investigaciones, técnicas y formas concretas de operar dentro de agencias y países mediante el uso de sitios web y la organización de conferencias; alentar y apoyar el crecimiento de servicios nuevos e innovadores; apoyar la gestión local, regional y global en apoyo de las personas sin hogar; desarrollar y poner a disposición materiales de capacitación en apoyo de esta iniciativa, siempre con acompañamiento espiritual.

El Papa nos invitó a permanecer en las calles del mundo: ¿con qué estilo?

«Si sueñas solo, tu sueño sigue siendo solo un sueño; pero si soñamos juntos, ¡el sueño se hace realidad!»: Vicente de Paúl solía decir que el nuestro debía de ser un amor afectivo y efectivo. Contemplar a Jesús a través de los pobres y contemplar a los pobres a través de Jesús hace nuestro amor afectivo; la colaboración, la oración, la reflexión, la organización y el servicio juntos, sin embargo, hacen nuestro amor efectivo. Se nos invita a estar en el mundo de hoy, como estuvo San Vicente de Paúl en su tiempo, siendo «místicos de la Caridad».

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