Listos, con las lámparas encendidas

por | Nov 8, 2017 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 comentarios

Jesús es el esposo a quien esperamos.  Entraremos con él al banquete nupcial, si con sabiduría velamos y estamos listos, teniendo encendidas nuestras lámparas.

Nos da a conocer Jesús que no sabemos realmente el día ni la hora de su venida.  Él puede llegar cualquier día e incluso a la hora que menos pensemos.  Es que el tiempo marcado por el Padre no necesariamente coincide con nuestras expectativas.  Dándonos cuenta de esto, tenemos que estar velando, pues, y listos.

Y en vela y listos debemos estar aunque, al parecer, esté tardando el Señor.  Es decir, no podemos cejar en nuestra vigilancia.

En primer lugar, no podemos ser como las doncellas necias.  No nos basta con estar listos solo para una corta espera.  Esto quiere decir que no debemos vivir deprisa.  Y san Vicente de Paúl nos advierte precisamente del peligro que este «celo indiscreto» representa para nuestra salvación (RCCM XII:11).

Después de todo, el celo indiscreto oculta el amor propio.  Los así de indiscretos rehúsan reconocer sus limitaciones y se creen los únicos que cuentan.  Se fían más de sí mismos que de Dios, más de sus obras que de la gracia.

Y cuando fracasan ellos, se desalientan sin remedio.   Luego se sienten totalmente agotados, extinguidos (Robert P. Maloney), ya no listos para escuchar ni para trabajar.  Les falta aceite para mantener encendidas sus lámparas.  Y poco a poco se va apoderando de ellos el desinterés, la pereza, el otro extremo opuesto al celo auténtico.  Acordarnos de los demás, dice san Carlos Borromeo, no significa olvidarnos de nosotros mismos.

En segundo lugar, no nos conviene tampoco imitar al empleado que piensa que su amo tarda en llegar.  Enseguida ese empleado empieza a pegarles a los criados y a las criadas, y darse buena vida, comiendo, bebiendo, emborrachándose.

Quienes hacen lo contrario de lo que hacen los necios y el empleado infiel están listos, con las lámparas encendidas.

No se nos concreta en el evangelio de hoy qué quiere decir tener encendidas las lámparas.  Pero quedará claro el significado en los dos domingos próximos.  Basta con mencionar que se les cerrará la puerta del Reino a los holgazanes, los infieles a los talentos recibidos.  Y permanecerán fuera también, y además desconocidos, los que maltratan a los demás y no hacen caso de los necesitados.

Señor Jesús, haznos asistir a los pobres y así ser fieles a la celebración de la Eucaristía.  A ti te esperamos:  ayúdanos a estar listos, con las lámparas encendidas.  Concédenos entrar en tu reino y estar siempre contigo.

12 Noviembre 2017
32º Domingo de T.O. (A)
Sab 6, 12-16; 1 Tes 4, 13-18; Mt 25, 1-13

Etiquetas: Ross Reyes Dizon

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