Transcribimos a continuación el saludo que dirigió el Superior General, P. Tomaž Mavrič, 24º sucesor de san Vicente de Paúl, a Su Santidad el Papa Francisco, durante la audiencia celebrada en Roma, el 14 de octubre:
Querido Santo Padre:
Aprovechando la celebración eclesial del 400o Aniversario del Carisma Vicentino, con gran alegría, gozo y admiración, la Familia Vicentina se presenta, hoy ante usted, a través de los presentes y de todos aquellos que nos siguen a través de los diversos medios de Comunicación social.
Para conmemorar este 400º Aniversario, como Familia Vicentina Internacional, organizamos un Simposio de tres días, el cual estará culminando el día de mañana. El tema de nuestro Año Jubilar ha sido: “Acoger al forastero”, lo cual nos ha servido de enfoque para el Simposio.
Partiendo de una semilla de mostaza, en el año de 1617, la Familia Vicentina ha venido creciendo hasta llegarse a convertir en un árbol grande: compuesto por más de 200 ramas (asociaciones laicas, Congregaciones de vida Consagrada para hombres y mujeres) con más de 2 millones de miembros, en 150 países. Sin embargo, la Familia Vicentina se configura también por hombres y mujeres quienes, aun sin pertenecer a una rama específica, inspiran sus vidas a través del ejemplo de Vicente de Paúl, y siguen sus pasos, en el servicio a los Pobres.
Hace cuatrocientos años, en Francia, Vicente de Paúl vivió dos experiencias que transformaron su vida: una en el pueblo de Folleville: a través de la cual conoció la pobreza espiritual del campesino; y la otra, unos meses después: en el pueblo de Châtillon, en donde fue confrontado con su pobreza material. Esto produjo, en su vida, una conversion personal y comenzó a responder a las apremiantes necesidades que iba descubriendo. Su enfoque de servicio a las personas fue integral y holístico, en todas y cada una de las dimensiones de la pobreza: espiritual, emocional, física o material.
Las diferentes ramas de la Familia Vicentina se encuentran presentes en diferentes ámbitos, tales como: la formación para clérigos y laicos, educación, salud, trabajo social, servicio directo a los pobres, trabajo pastoral, retiros, parroquias misioneras, misiones Ad Gentes, y otros. Las necesidades de la gente son inmensas y los territorios extensos. Respondemos con lo mejor de nuestras capacidades, porque Vicente nos invitó “A amar a Dios, con el sudor de nuestra frente y el esfuerzo de nuestros brazos.” Reconocemos a los pobres como “nuestros Amos y Señores,” pues en los Pobres encontramos a Jesús y en Jesús a los Pobres. De tal manera que “la caridad de Jesús Crucificado nos urge” a servirles.
Su liderazgo e inspiración, continuamente despiertan nuestros corazones, recordándonos con frecuencia el mensaje central de Jesús; y nos dan coraje y fuerza para entregar nuestras vidas en el servicio a los pobres. Queremos hacer nuestras las palabras, que usted dirigió a la Juventud Mundial, cuando les invitaba a “hacer ruido.” Queremos “hacer ruido por los pobres, en el nombre de los pobres, y con los pobres.” Constantemente usted nos ha invitado a ser discípulos misioneros, saliendo de nuestras zonas de bienestar, para ir a las periferias físicas y existenciales del mundo. Queremos profundizar su llamada; así como también comprometernos a ser una Familia de Oración, pues Vicente nos dijo: “Dame una persona de Oración… y será capaz de todo!”
San Vicente nos recuerda también que “el amor es inventivo hasta el infinito.” Santo Padre, queremos continuar buscando nuevos y creativas maneras de responder a las necesidades de los pobres. Con esta finalidad, y para conmemorar este 400º Aniversario, hacemos el lanzamiento de dos iniciativas: la iniciativa global de la Familia Vicentina a favor de los Sin Techo y el Festival Cinematográfico Vicentino. Esperamos agregar estas dos iniciativas a las demás contribuciones asumidas en la Evangelización del mundo de hoy.
Santo Padre, es una gracia inimaginable estar hoy, con usted. Damos gracias a Jesús por el don de su vida; por su regalo a la Iglesia y al mundo; por su regalo a los pobres. Así como pedimos su bendición, nos gustaría pedirle también que continúe orando por nosotros, como también nosotros sinceramente le prometemos, seguir orando por usted.
Que la intercesión de nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, y todos los Santos y Beatos de la Familia Vicentina, nos ayuden a continuar la Misión; que no terminará, hasta que la “Caridad sea Globalizada”; hasta que la Caridad alcance los rincones más lejanos de la tierra. ¡Gracias!
Tomaž Mavrič, CM
Superior General
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