ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
400 años del carisma vicentino
Señor, Padre Misericordioso, que suscitaste en San Vicente de Paúl una gran inquietud por la evangelización de los pobres, infunde tu Espíritu en los corazones de sus seguidores.
Que, al escuchar hoy el clamor de tus hijos abandonados, acudamos diligentes en su ayuda “como quien corre a apagar un fuego”.
Aviva en nosotros la llama del carisma que desde hace 400 años anima nuestra vida misionera. Te lo pedimos por tu Hijo, “el Evangelizador de los pobres”, Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro…
ORACIÓN A LA VIRGEN
(De los escritos de San Vicente de Paúl)
Santísima Virgen María ayúdanos a estar dispuestos a practicar las máximas evangélicas, te pedimos que llenemos de ellas nuestro espíritu, llenemos nuestro corazón de su amor y vivamos en consecuencia. Por tu intercesión ya que, mejor que ningún otro, penetraste el sentido de esas enseñanzas y las practicaste. Para esperar que, al vernos aquí en camino de vivir según estas máximas, nos serán favorables en el tiempo y en la eternidad. (cfr. XII, 114-129)
¡Oh, santísima Virgen, pide al Señor este favor, pídele una verdadera pureza para nosotros, para toda la familia vicentina! Esta es la súplica que te hacemos. (cfr. XI, 447-449). Amén.
Dios te salve…. Gloria…
CUARTO DÍA
Los Misioneros en los Campos
Signo: Escudo de la Congregación de la Misión (o Jesús evangelizador) y una estola con un crucifijo (que simbolicen el sacerdocio)
Canción: El espíritu de Dios está sobre mí.
Iluminación Bíblica: Lucas 4, 16-21
Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos, y proclamar un año de gracia del Señor”.
Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» Palabra del Señor.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
“Dios es el que nos ha llamado y el que desde toda la eternidad nos ha destinado para ser misioneros, no habiéndonos hecho nacer ni cien años antes ni cien años después, sino precisamente en el tiempo de la institución de esta obra; por consiguiente, no hemos de buscar ni esperar descanso, contentamiento ni bendiciones más que en la Misión, ya que es allí donde Dios nos quiere, dejando desde luego por sentado que nuestra vocación es buena, que no está basada en el interés ni en el deseo de evitar las incomodidades de la vida, ni en cualquier clase de respeto humano” XI, 107-109
Reflexión:
En la época de San Vicente, gran parte del clero era acomodado, sin formación y tenían abandonada la cura de almas; san Vicente ve esa realidad reflejada en la ignorancia en la fe del pueblo y en algunos sacerdotes que no se sabían ni siquiera la fórmula de la absolución; el campo estaba abandonado, los pobres no eran atendidos y es por eso que con ayuda de los Gondi, San Vicente en el año de 1625 fundó la Congregación de la Misión, con unos pocos sacerdotes para evangelizar los campesinos, al pasar los años muchos sacerdotes y hermanos se fueron sumando a la comunidad, se abrieron otros campos de apostolado y Dios bendijo grandemente el carisma que surgió para aliviar una necesidad espiritual y material.
Los misioneros vicentinos, lazaristas o paúles, nacieron para evangelizar a los pobres, san Vicente diría “no hay una comunidad en la Iglesia que tenga por lote propio los pobres”, hoy su fundación está presente en 90 países con alrededor de 3.200 misioneros, y se sigue respondiendo a ese llamado urgente de San Vicente, llevar el evangelio a todos los hombres, él mismo nos recuerda que nuestro campo apostólico debe ser el mundo entero, ir donde nadie más se atreve a ir.
Preguntas:
• ¿A qué realidad respondió san Vicente fundando la Congregación de la Misión?
• ¿Qué debe caracterizar a un misionero vicentino?
• ¿Cómo ayudamos en la tarea evangelizadora a los sacerdotes y religiosos?
GOZOS
“San Vicente de Paúl, padre de los pobres y patrono de la caridad enséñanos amar a Cristo”
Fuego de la caridad, desde el campo a la ciudad,
Como campesino o preceptor de misionero a fundador.
La llama ardiente de tu celo grita en medio de los pobres
Que te aclaman como su protector.
Cuatro siglos en el camino y tus virtudes aun brillan,
En el firmamento hay una luz que nos guía
Con la fuerza imperativa del amor al prójimo.
Encarnado en quienes sedientos buscan la justicia.
En el horizonte fijas tu mirada,
Un amor efectivo, reclaman los pobres.
Que sea nuestra caridad inventiva hasta el infinito
Con quienes a Cristo en esta tierra representan.
En Folleville, brilló la predicación,
Invitando a la conversión con celo ferviente;
Y en Chatillón la caridad presidió
El cenáculo de gracia que allí se fundó.
¡El pueblo muere de hambre y se condena!
Amos y señores de nuestras obras son
En los campos o en la ciudad se oye
La voz de Cristo “denle ustedes de comer”
¡Oh Vicente de Paúl! Que no se halle en nosotros
Un amor que sea subjetivo, ¡donativo debe ser!,
Con el esfuerzo de nuestros brazos,
Y en la frente el sudor, para dar a conocer al prójimo
El amor de nuestro Dios.
Misión y Caridad son las alas
Que te llevaron al cielo,
A tú entrada, pobres y ricos te esperaban
Gozosos tu hijos, mientras Cristo te coronaba
De laureles y santidad, padre y apóstol
La Iglesia en ti se reflejaba.
ORACIÓN FINAL
AL CORAZÓN DE SAN VICENTE DE PAÚL
Oh Corazón de San Vicente que sacaste del Sagrado Corazón de Jesús, la caridad que tú derramaste sobre todas las miserias morales y físicas de su tiempo, alcánzanos de jamás dejar pasar a nuestro lado miseria alguna sin socorrerla.
Haz que nuestra caridad sea respetuosa, delicada, comprensiva, efectiva como fue la tuya. Pon en nuestros corazones una fe viva que nos haga descubrir a Cristo sufriente en nuestros hermanos desventurados.
Llénanos del celo ardiente, luminoso, generoso que jamás encuentre dificultad alguna en servirlos. Te lo pedimos, oh Corazón de Jesús por la intercesión de aquel, cuyo corazón no latía ni actuaba más que por impulso del tuyo. Amen
Fuente: Corazón de Paúl
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