Del 17 al 20 de agosto tuve la oportunidad de participar, junto con 17 Hijas de la Caridad (HC) de todas las provincias de América, en el seminario para detener la trata de personas en Bogotá, Colombia. En el seminario participaron mujeres, hombres, consagrados y compañeros laicos de la misión de América y el Caribe. La red latinoamericana de HCs contra las nuevas esclavitudes está interesada en crear una relación operativa con nuestra Familia Vicenciana en las Naciones Unidas. En este resumen, quiero compartir con ustedes algunas de las conclusiones de este seminario.
Estamos llamados a ser conscientes de la dignidad de la persona humana, de la realidad compleja que produce esclavitud de todo tipo, de nuestro compromiso con la defensa de la vida y del cuidado urgente de nuestro hogar común. La trata de personas es la consecuencia de sistemas económicos que sólo benefician a un puñado de personas de nuestra sociedad. La pobreza y la desigualdad son causas fundamentales de la esclavitud moderna. En una economía global, donde los productos pueden cruzar fronteras sin obstáculos, los traficantes a menudo deshumanizan y mercantilizan a la gente, obligándolos a convertirse en productos del mercado.
Después de estos días de encuentro y discernimiento, sentimos que Dios nos está llamando a darnos prisa, sin demora, para encontrarnos con estas hermanas y hermanos que el sistema ha convertido en mercancía. Al estudiar los números y las estadísticas de la trata de personas, nunca perdemos de vista el hecho de que representan a personas que tienen nombres, cuya historia ha sido violada, y que nunca dejan de ser dignas.
La naturaleza dinámica de este seminario nos ha llevado a pasar de una comprensión global del fenómeno de la trata, especialmente desde la perspectiva de la migración y la infancia, hacia una comprensión teológica. A través de este proceso, pretendemos continuar redefiniendo nuestros carismas alrededor de los gritos de aquellos que sufren en cualquier esclavitud moderna.
Estamos inmersos e influenciados por un proceso global de deshumanización, marcado por una crisis de convivencia, la exacerbación del individualismo y la ruptura progresiva del tejido social y la fraternidad humana. A partir de esta realidad, nos sentimos motivados a caminar hacia la ética del cuidado común y prestar especial atención a aquellos que han quedado atrás en nuestra sociedad (Agenda ONU 2013).
Con la fuerza del Espíritu, nos comprometemos a repensar nuestra vida consagrada, agudizando nuestros sentidos y recuperando las palabras y acciones proféticas de nuestros carismas. Estos nos animan a no abandonar a aquellos que han sido forzados a la esclavitud moderna por sistemas injustos. Siguiendo la invitación del papa Francisco, nos comprometemos a «dar la bienvenida, proteger, promover e integrar» a las víctimas de la trata de personas y a otras personas esclavizadas por este sistema que las deshumanizan, alienan y humillan.
Reconocemos la importancia de impartir formación interdisciplinaria a las personas que actúan en el terreno acompañando a los afectados por la trata y todo tipo de esclavitud moderna, siempre con el dinamismo de la esperanza. Queremos ayudar a nuestras ramas del carisma —consagradas y laicas—, a experimentar una indignación ética frente a la esclavitud moderna y responder con la misericordia fundadora de todos los carismas. Queremos ser una nueva vida consagrada, una «vanguardia profética y no sólo una fuerza de trabajo» (Joan Chittister).
El objetivo fundamental de este seminario fue fortalecer nuestras redes, actuando en la defensa de la vida contra una cultura de muerte que causa tanto dolor y desesperanza. También estamos complacidos con las nuevas alianzas creadas para detener la trata de personas. Estas viejas y nuevas redes seguirán creando conciencia, educando, trabajando directamente con las víctimas, abogando y comunicándose. Juntos, podemos unirnos a otras personas y organizaciones que ya están haciendo este trabajo para detener la trata de personas.
Si en nuestro servicio como familia vicenciana vamos en la dirección de las esclavitudes modernas, seremos fieles a las voces del Espíritu que siempre nos está llamando a ir a todos aquellos lugares donde la vida (humanidad-tierra) está clamando. Estamos invitados a hacerlo en colaboración con otras familias consagradas, la sociedad civil y cualquier persona-organización de buena voluntad.
Autor: Guillermo Campuzano, CM
0 comentarios