Jue 9, 6-15; Sal 20; Mt 20, 1-16.
“¿Vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?”
El rencor, es un sentimiento de enojo profundo y persistente; un resentimiento arraigado que desequilibra y enferma la mente.
Quienes oyen las palabras de Jesús en esta parábola, saben que el amo tiene jurídicamente la razón. Pero no por ello se sienten menos víctimas de la injusticia. Y no les duele lo que les han pagado a ellos de menos, sino lo que se pagó de más a esos que ellos han bautizado como holgazanes.
Es evidente que el amo de la parábola es muy especial. Esta es una justicia que poco tiene que ver con lo que nosotros bautizamos con ese nombre. Dice simplemente que este Amo-Dios no mide el trabajo realizado, sino la decisión de ir a hacerlo. Dice que este amo mide el premio mucho más por el amor que él siente hacia los trabajadores que por el fruto que éstos hayan conseguido. Dice que quienes creen haber producido tantas obras de justicia que han conseguido convertir a Dios en su deudor, se equivocan. Dios no debe nada a nadie. Su amor y su premio es siempre gratuito. Dios es así y punto (Cfr. J. Luis Martín Descalzo, “Vida y misterio de Jesús de Nazaret II; Ed. Sígueme; pp. 287ss).
Y tú: ¿Ya te decidiste por el seguimiento de Jesús? ¿Por qué?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Servando Sánchez Ayala, cm
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