Domingo, día de celebrar y compartir la Eucaristía en comunidad. Para ello, los grupos que se encontraban en Nador se desplazan hasta Alhucemas bien temprano por la mañana. En el reencuentro, muchos abrazos, sonrisas y charlas aceleradas para intentar compartir todo lo vivido los días pasados.
Una vez instalados, nos disponemos a celebrar. Pese a no ser un día de servicio directo, nos impresiona celebrar una Eucaristía en una Iglesia en suelo marroquí. Nos sentimos en cierto modo clandestinos, no acude nadie a la parroquia salvo nosotros, un voluntario y las comunidades de Hermanos y Hermanas de la zona.
La experiencia de vivir el día en comunidad también se quedará grabada en nuestra memoria tan llena de experiencias.
Tras esto, disfrutamos de la comida, a la que también acuden algunos de los trabajadores del centro.
Toca para algunos camino de vuelta a Nador, agradecidos por las experiencias previas vividas, aunque pesen, y con ganas de comenzar a partir de mañana a dar lo mejor de nosotros en los servicios que nos tocarán el resto de la semana.
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