Ex 20, 1-17; Sal 18, 8-11; Mt 13, 18-23.
Cuando en mis viajes hablo a católicos por todo el mundo, –dice Ralph Martin– veo que muchos han llegado a mirar la realidad de un modo que es casi directamente opuesto a como Jesús dice que es. Dicen: Amplio y ancho es el camino que conduce al cielo y muchos van por esa vía. Estrecha es la senda que conduce al infierno y casi nadie va por esa senda… Pero Jesús dijo lo contrario”. Y nuestro problema no es acabar con los que creemos “cizaña o maleza”, sino acabar con ella dentro de nosotros y ayudar a los demás. Ese es mi problema, ¿no es también el tuyo?
“Un hombre sembró buena semilla en el campo, pero mientras su gente dormía, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo”. ¡Mientras, su gente dormía! En su carta (90) escribía –siglo IV– san Basilio a un amigo: “Nuestros dificultades son notorias… Se ha despreciado la doctrina de los Padres, las tradiciones apostólicas se menosprecian; la estrategia de los innovadores están en boga en las iglesias; ahora los hombres son más ideólogos de sistemas ingeniosos que teólogos; la sabiduría de este mundo gana el gran premio y ha rechazado la gloria de la cruz; los pastores están prohibidos, y en su lugar se introducen fuertes lobos que hostigan el rebaño de Cristo…”.
¿También hoy escribiría esto de nosotros, los dormidos?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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