«Queríamos hacer algo en lo que jóvenes y adultos jóvenes pudieran participar, así que yo, mis hermanos y un grupo de amigos míos iniciamos nuestra propia conferencia de San Vicente de Paúl».
Kat Brissette quería usar su proyecto de arte para concienciar a todos sobre la comunidad sin hogar de Rhode Island, y encontró una manera vibrante de hacerlo.
Brissette, una joven en el Rhode Island College, utilizó la escalera principal de Alex y Ani Hall como lienzo para arrojar luz sobre el problema de los sin techo en el estado, a saber, los niños afectados. Su producto final representa una colección ascendente de caras de niños rodeados por estadísticas sobre jóvenes sin hogar, incluyendo los 1.031 niños de Rhode Island que están sin hogar, el 8 por ciento de esos niños residiendo en moteles. Los niños representan el 25 por ciento de la población sin hogar del estado.
«Yo era consciente del creciente número de personas sin hogar, especialmente de los niños sin hogar —dijo Brissette—. Quería hacer un proyecto que estuviese involucrado en devolver a la comunidad y llevar conciencia hacia un número creciente de residentes en Rhode Island que han sido descuidados».
Como diseñadora gráfica, Brissette buscaba llevar esto fuera de los libros o carteles habituales y crear algo «interactivo». La escritura estaba en la pared.
«Elegí hacerlo en la escalera principal del edificio de Arte porque es un muro grande que no pasa desapercibido —dijo Brissette—. Tuve una buena idea para hacerlo allí. También es similar a lo que podría ser una pared en otros espacios públicos, por lo que la idea era crear una instalación que pudiera replicarse en diferentes entornos».
La reciente tarea de Brissette, que formaba parte de su programa de BFA, no fue su primera incursión en la ayuda a los necesitados. Con frecuencia ha trabajado como voluntaria en St. Vincent de Paul y ayudó a crear un grupo llamado NextGen.
NextGen está pensado para reunir a jóvenes adultos para trabajar en proyectos propios, y Brissette ayudó a montarlo. Un ejemplo del trabajo que hacen es un programa llamado «Artículos de primera necesidad para nuestros vecinos», que proporciona lo esencial a aquellos que no tienen medios para comprarlos.
«Ponemos artículos de higiene en bolsas y luego los distribuimos en cocinas populares, refugios para personas sin hogar y gente en la calle —dijo Brissette—. Hacemos recolectas de artículos, los clasificamos y hacemos paquetes con una nota personal y los entregamos a las personas sin hogar y a otras personas que viven en la pobreza».
«Queríamos hacer algo en lo que jóvenes y adultos jóvenes pudieran participar, así que yo, mis hermanos y un grupo de mis amigos iniciamos nuestro propio grupo de San Vicente de Paúl».
Brissette también ofreció su punto de vista sobre la polémica ordenanza pública de seguridad en Cranston, que prohibe pedir dinero en la carretera.
«Ninguna persona podrá estar o entrar en una carretera con el propósito de distribuir nada al ocupante de ningún vehículo o con el propósito de recibir algo del ocupante de ningún vehículo», dice la ordenanza de la ciudad.
Brissette dijo que es una proposición «delicada». Según ella, los que están sin hogar están más preocupados por encontrar refugio o empleo que en ganar dinero en una esquina o una mediana.
«No creo que [mendigar] sea una manera ‘fantástica’ de tratar de conseguir dinero, y me siento que la mayoría de la gente en la esquina de la calle, la mayoría de ellos están sin hogar, y la gente realmente en mala situación lo que trata es de encontrar un lugar donde vivir —dijo Brissette—. No quieren pararse delante de la gente para conseguir dinero, muchos de ellos están intentando conseguir trabajos o una vía para salir de su situación. Muchas veces una madre que tiene hijos sin hogar está más interesada en tratar de encontrar un lugar que estar en una esquina».
Brissette dijo que se encontró con bastante incredulidad cuando contaba a otros sobre los más de 1.000 niños sin hogar en Rhode Island, ya que la mayoría de estos niños no están a la vista. La mayoría está matriculada en la escuela y tratando de sobrevivir en refugios o moteles.
Ella espera que su proyecto pueda continuar ayudando a una porción creciente de la población que necesita tanta ayuda como sea posible. Romper el estigma es otro objetivo suyo.
«También hay una cantidad creciente de maltrato en las familias, hay mucha gente que no puede permitirse más y la gente ignora esa población porque tiene cierta idea en su cabeza de quién o qué ha de ser una persona sin hogar —dijo Brissette—. Una familia o un niño sin hogar, son capaces de ocultarlo algo, o tratan de esconderlo aún más».
Fuente: The Cranston Herald, Frederic’s E-gazette 5/25/17
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