Hch 19, 1-8; Sal 67; Jn 16, 29-33.
“Tengan valor, yo he vencido al mundo”
De niños vivimos con algunos miedos, desde la oscuridad hasta el monstruo debajo de la cama. Luego los miedos van cambiando: a los exámenes en la escuela, a no ser aceptado por los compañeros, al rechazo en la primera declaración de amor, a no terminar la escuela, a no encontrar trabajo, a que me despidan del mismo, y muchos más. Miedo a enfrentar los problemas, a expresar los sentimientos, al ridículo; miedo a la enfermedad, a la soledad, a la muerte.
En ocasiones miramos atrás y descubrimos que nuestra vida ha sido sólo un rosario de miedos contenidos, agazapados en el corazón, que nos han encadenado y maniatado.
Jesús no quiere eso para sus discípulos. Nos quiere libres, valientes, realizados. A sus apóstoles les advierte de persecuciones que van a enfrentar. En todo momento –les sugiere en el evangelio de hoy– recuerden mi vida, mi entrega. El mundo, con sus maquinaciones criminales y la amenaza de los poderosos no me ha vencido, ni me vencerá. Podrán quitarme la vida, pero la verdad y el amor, no podrán ser derrotados, ni la dignidad ni la esperanza. Yo he vencido al mundo. Ustedes también, conmigo, podrán vencerlo. Tengan valor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, cm
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