Misión entre misquitos (video del programa «Pueblo de Dios» de Televisión Española)

por | May 15, 2017 | Noticias | 0 comentarios

La Mosquitia es el bosque tropical húmedo más grande de América. Se trata de una inmensa reserva natural de la biosfera considerada Patrimonio de la Humanidad desde 1982. Recibe su nombre del pueblo misquito, una etnia que conserva su propio idioma y que se siente abandonada por el gobierno del país. En Honduras se la conoce como el Amazonas catracho. Está ubicada en el departamento de Gracias a Dios y pertenece a la diócesis de Trujillo.  Puerto Lempira es la capital del Departamento más extenso de Honduras, el de Gracias a Dios. Según el último censo aquí viven 23.000 personas, aunque en todo el departamento pueden llegar a los 50.000 habitantes repartidos en sus 31 aldeas y 178 caseríos diseminados por la selva.

Puerto Lempira, a pesar de ser la capital, carece de casi todos los servicios esenciales para la vida. No hay alcantarillado y, en época de lluvias, las inundaciones desencadenan situaciones sanitarias alarmantes. No hay agua potable. Hubo hace dos décadas, pero en la actualidad cada vecino tiene su pozo o compra el agua. No hay universidades públicas ni privadas, aunque sí existe algo a lo que llaman universidad que imparte clases a distancia para docentes de todo el departamento. Es por eso que la mayoría de los pobladores de Puerto Lempira se queden en un nivel técnico o un bachillerato, puesto que no cuentan con los recursos económicos suficientes para viajar al interior del país.

No existen fuentes de empleo. No hay ninguna industria ni empresas que contraten a nadie. Ni siquiera grandes negocios que puedan ofrecer trabajo. Muchos de sus pobladores sobreviven gracias a la pesca. Al no contar con ninguna industria, todos los productos alimenticios, de cuidado personal, herramientas, insumos, etcétera, vienen en barco. Porque en Puerto Lempira tampoco tienen una carretera que conecte La Mosquitia con el resto del país. El resultado de esta situación son los precios extremadamente altos que pueden doblar o triplicar su costo en cualquier otra tienda de Honduras.

Los padres paúles llegaron a Trujillo hace más de un siglo. En los años 60 se extendieron por el resto de Honduras, incluida la Mosquitia. Desde entonces acompañan al pueblo misquito y les atienden en sus necesidades. Salimos de gira misionera con el padre Isaac y la hermana Linda. Les esperan en la comunidad misquita de Laka Tabila, una de las más cercanas a la misión. Allí han quedado para celebrar la eucaristía y reunirse con el equipo de laicos. Isaac lleva tres años como párroco en Puerto Lempira. Es su primer destino como misionero paúl. Este valenciano pertenece a la parroquia Nuestra Señora del Monte Olivete y acaba de cumplir 37 años. Isaac es un todoterreno de vocación tardía que estudió Química y trabajó de camarero hasta que, a los 29 años, le dijo que sí a Dios y a los pobres. Y aquí está, en la selva de Honduras, entregando su vida cada día, sonriendo ante las dificultades y contagiando la alegría del Evangelio.

Para llegar a Laka Tabila hay que atravesar la gran laguna de Caratasca que en misquito quiere decir, “los lagartos”. Conviene salir bien temprano aprovechando que las aguas suelen estar más calmadas porque sopla menos el viento. Después hay que conocer muy bien los canales abiertos entre los manglares para no equivocar el camino.  El cayuco de la parroquia tiene un motor de 15 caballos. El viaje dura una hora y cuarto.

La comunidad de Laka Tabila es una de las más cercanas al centro de misión. Los 1.500 habitantes de esta aldea cuentan con centro de salud, iglesia y escuela. Hoy es un domingo muy especial por un doble motivo. En primer lugar porque ha venido el padre y habrá misa, y en segundo lugar porque Honduras celebra las elecciones internas y los que están aquí censados, aunque vivan en otros lugares, se tienen que acercar hasta Laka Tabila para votar. Aquí es obligatorio. La doble excusa sirve para matar una vaca con el fin de compartirla entre todos. Es una costumbre muy misquita. Sin vaca, no hay fiesta. Claro que no todas las comunidades se pueden permitir estos lujos.

La evangelización del pueblo misquito y su conversión al cristianismo ha sido bastante tardía. Fueron los anglicanos y los moravos los primeros que les hablaron de Jesucristo en 1849.  Después llegaron los misioneros católicos y, desde 1960 la Congregación de la Misión, los padres paúles, que son los que permanecen en la Mosquitia acompañando a este pueblo tan especial. El comité de la Iglesia formado por Delegados de la Palabra, catequistas y animadores de las comunidades eclesiales de base. Este grupo de laicos comprometidos y formados son los que mantienen viva la fe de la comunidad. Ellos son también los que procuran ayudar a los más pobres con la comunión de bienes y los que preparan a los católicos para recibir los sacramentos cuando llega el sacerdote.

Los misioneros paúles visitan tres o cuatro veces al año cada una de las 71 comunidades cristianas que atienden en la selva. Son muchas las horas que invierten en desplazarse con su cayuco por entre los manglares y las lagunas. El mantenimiento de la misión y los misioneros sería imposible sin la generosidad de los españoles. A través de la ong COVIDE-AMVE se pueden hacer donativos para que el dinero siga llegando a La Mosquitia. La Oficina de Pastoral Social, en Puerto Lempira, es una referencia para los misquitos de la parroquia. Aquí saben que van a encontrar una persona que les escuche y les oriente.

Fuente: Web rtve.es.

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