Gén 2, 7-9; 3, 1-7; Sal 50; Rom 5, 12-19; Mt 4, 1-11.
“Misericordia, Señor, hemos pecado”
Génesis 1-2. Fuimos creados por Dios, la creación es buena. Nos creó a su imagen y semejanza; y nos dio el hálito de vida. Cuando Dios crea, pone en orden, y el orden implica la libertad. La libertad para el mundo judío no significa primero elegir entre el bien y el mal, significa responsabilidad para mantener el orden. En este Edén, hay orden, libertad, y Dios hizo crecer el árbol de la vida y de la ciencia del bien y de mal. Estos árboles tienen referencia a Dios.
Para el mundo judío aquel que contiene la ciencia del bien y del mal tiene poder para dominarlo todo. Dios, con esta ciencia, crea y ordena. Pero, en Gn 3, fuimos tentados. La serpiente es representación de: la actitud venenosa, actitud de ataque, de simulación, contundencia para rivalizar y para matar. Entonces fuimos tentados ¿para …? estar por encima del otro y someterlo, aquí no hay hermanos, ni hermanas, ni padre ni hijo, ni esposa ni esposo, sólo esclavos o servidumbre para cumplir mis deseos (juego del yo-yo). La razón última para no obedecer a Dios y perder la libertad es el poder. Por eso, (cap. 4.) cuando caímos en tentación provocamos la muerte. Caín mata a Abel. Cayendo en tentación se descrea, se pierde la libertad, se niega al hermano, se rompe el orden, se esclaviza. Jesús se muestra como la esperanza para la humanidad, él, con nuestra humanidad y siendo totalmente obediente al Padre es capaz de poder renunciar a toda tentación: el poder, placer y tener. ¿De qué te das permiso cuándo desobedeces a Dios?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Rubén Darío Arnaiz, C.M.
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