Sir 17, 1-13; Sal 102, 13-18; Mc 10, 13-16.
Así lo dijo Jesús: “Dejen que los niños se acerquen a mí, no se lo impidan, porque de los que son como estos es el Reino de los cielos”.
Primero, Jesús pide que los niños se acerquen a él y que nadie se lo impida. Madres y padres, abuelos y familiares tienen esta hermosa tarea: acercar a sus niños a su mejor amigo. Y no permitir que otros los aparten, ni televisiones, ni escuelas ni medios de juegos o de comunicación. Y cada día es más difícil. “Hoy hay una guerra mundial para destruir el matrimonio” y esta guerra les afecta directamente. En algún país, como Estonia, ¡santo cielo!, solamente el 13 por ciento de los niños viven con sus dos padres biológicos.
Lo segundo que nos dice Jesús: “de los que son como éstos es el Reino”. Confiar en el Padre nuestro y amoroso que nos da el Reino porque nos ama, no porque lo merezcamos. Así lo hacen los niños. No piden su desayuno porque lo hayan merecido, sino porque tienen hambre. Y duermen la noche tranquilos porque confían que a la mañana siguiente no van a ser abandonados. Pedir el Reino de Dios y acogerlo porque lo necesitamos, y porque así es Dios con nosotros. Y devolverle una sonrisa agradecida en obras y palabras.
¡Gracias, Padre Dios, porque nos amas gratis!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
0 comentarios