“Tengo que decirles, antes de que lleguen a su destino, el consuelo que es para mí verlas en su claustro por esos caminos lo mismo que lo están por las calles de París. Pero como en ese lugar no conocen su forma de vivir pobremente, también en lo que se refiere al alojamiento, no deseen que se las trate de otro modo. Si se trata de un hospital, no olviden hacer pensar en los pobres vergonzantes que se quedarían sin asistencia ya que nunca irían al hospital por más que se les quisiera forzar; por eso el establecimiento de la Caridad es del todo necesario”.
Luisa de Marillac, Carta (nº 692) a las Hermanas que van camino de Narbona.
Reflexión:
- En tiempo de santa Luisa a los hospitales iban únicamente los pobres. Los ricos tenían a los médicos viviendo con ellos o los llamaban a sus casas para que los atendieran. No era raro que las camas de los hospitales acogieran a dos o más enfermos; y hasta había algún enfermo tendido en el suelo esperando a que muriera uno y lo echara de la cama para ocupar su puesto.
- De ahí que, los que se consideraban pudientes, aunque hubieran caído en la pobreza (pobres vergonzantes), consideraban una vergüenza ir al hospital. Santa Luisa los tiene presentes y, en la carta anterior, avisa a las Hermana de que los atiendan con dignidad.
- Hoy día la vida moderna es ciudadana. La avalancha humana del campo a la ciudad parece imparable, porque la industria, los servicios administrativos, sanitarios y sociales están en la ciudad. Y los que viven en pueblos, continuamente tienen que ir a la ciudad. Esta situación puede convertirse en un problema de alojamiento o de ignorar cómo obrar, al que deben atender las ramas de la Familia vicenciana.
- El gran descubrimiento de san Vicente, santa Luisa y el beato Ozanam fue descubrir que no hay que esperar a que los pobres llamen a nuestras puertas, sino que hay que ir a buscarlos allá donde estén, en los pueblos, en ciertas zonas de la ciudad y hasta en la soledad de casas de los que consideramos ricos. Durante todo el año de 2017 ¡hay que ir a buscarlos para atenderlos! Por eso, viene a decir santa Luisa que las Voluntarias (AIC) y los Vicentinos son tan necesarios hoy día como los sacerdotes Paúles y las Hijas de la Caridad.
- Pero hay que ir a buscarlos y atenderlos con un corazón tolerante y con aguante, pues puede haber pobres exigentes; con sinceridad, sin engaño, para que los necesitados no descubran en nosotros otras intenciones que el amor compasivo; y con todo el corazón repleto de cariño.
Cuestiones para el diálogo:
- ¿Tienes compasión de los pudientes que han caído en la pobreza o te alegras, aunque sea duro decirlo? ¿Cómo tratas a los que antes llamaban señorito o señorita?
- ¿Sueles visitar a enfermos de los hospitales? ¿Procuras enterarte de los pobres que han ingresado para visitarlos? ¿Te preocupas de la situación en la que quedan sus familiares?
- Como rama Vicenciana ¿tenéis algún plan para mejorar la situación en la que viven algunos vergonzantes?
Benito Martínez, C.M.
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