¿Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro?
Is 35, 1-6. 10; Sal 145, 7-10; St 5, 7-9; Mt 11, 2-11. 11
“Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca”, nos dice Santiago en la segunda lectura. A días no es fácil. Juan llevaba ya tiempo en la cárcel. Allí le llegaban toda clase de noticias y habladurías sobre Jesús. ¿Es la noche oscura de su fe? Realmente, ¿es Jesús el verdadero mesías? Y acaso también sus discípulos se hacían esta misma pregunta. ¿Es a días también la nuestra? Por eso les pidió que se lo fueran a preguntar al mismo Jesús.
“Díganle a Juan lo que están ustedes viendo y oyendo: los ciego ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!”. Y yo también lo he visto. He visto a quienes se han acercado a Jesús y he comprobado cómo ha florecido su vida. Cómo han comenzado a ver, a salir de sí, a caminar, a curarse de sus adicciones, a perdonarse y reconciliar a su familia, a resucitar de verdad a una vida nueva. Y luego he visto cómo ellos mismos han llevado la Buena Noticia a otros pobres, a otros enfermos. No he visto que esto suceda con los mesías políticos, con los salvadores ideológicos o con los gurús esotéricos.
Amigo Juan Bautista, puedes estar seguro, puedes decirle a tus discípulos que estén seguros: sólo hay un Mesías, y es el Salvador Jesucristo. Ningún otro.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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