El 15 de octubre de 1641, San Vicente dio una conferencia a las Hijas de la Caridad, sobre el significado del año jubilar y los medios para obtener las gracias de la misericordia de Dios en el año jubilar (Cf. SVP ES IX-1, pp 60ss. Si estáis interesados en leer la conferencia de san Vicente de Paúl sobre el jubileo, podéis encontrarla en este enlace). Como estamos a punto de concluir el gran año jubilar de la Misericordia, merece la pena reflexionar sobre esta conferencia de San Vicente, ya que tuvo lugar, durante su tiempo, durante un año jubilar similar.
Primeramente, Vicente explica a las hermanas del trasfondo que se encuentra en el Antiguo Testamento sobre el Jubileo. Cada quincuagésimo año era celebrado como Jubileo, lo que traía muchos beneficios temporales a las personas; los que habían vendido la propiedad podían recuperarla y los que tenían deudas eran liberados de las mismas. Debido a esto, al año se le llamaba el año de la alegría o júbilo. Aunque el año jubilar cristiano tiene sus antecedentes históricos en el año jubilar del Antiguo Testamento, la razón de la alegría del jubileo cristiano es diferente. Para nosotros, la razón de la alegría del año jubilar se debe a que nos da medios para recuperar nuestras gracias espirituales, perdidas a causa del pecado.
El Papa Francisco habla con frecuencia de cómo el pecado hace que nuestro corazón cierre sus puertas y se endurezca ante Dios, que está lleno de misericordia. Las Escrituras nos recuerdan frecuentemente de este endurecimiento del corazón por el pecado, y como resultado, que Dios nos abandone (Ex 32, 7-10, 32, 15-24). El Papa Juan Pablo II dijo: «La pérdida del sentido del pecado es la mayor tragedia de nuestro tiempo». Tomar el pecado a la ligera hace que eche raíces en nuestro corazón y lo haga perverso. No hay comunión con Dios sin una transformación del corazón. Esa es la razón por la que Jesús comenzó su ministerio público declarando que todos necesitamos arrepentimiento. «Se ha cumplido el tiempo, y el reino de Dios está cerca: convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1, 15).
Según San Vicente, el año del Jubileo nos ofrece una gran oportunidad para recuperar la gracia de Dios mediante una confesión sincera de todos nuestros pecados, así no sólo todos nuestros pecados son perdonados, además la misericordia de Dios compensará también todas las consecuencias negativas que nuestros pecados causaron . Y este el significado de la indulgencia espiritual que el Papa Francisco nos prometió este año jubilar. El sacramento de la confesión nos abre las puertas de la misericordia de Dios.
Sólo en la luz de Dios, manifiestada en las palabras de Jesús y en los sacramentos, podemos corregir la deformación de nuestra visión causada por el pecado. Los regalos de la vida y la salvación que nos vienen de Dios están siempre presente ante nosotros, como lo están su gracia y misericordia, pero al mismo tiempo tenemos que conseguirlos mediante nuestro esfuerzo consciente. Que el Señor, que inspiró al santo padre a declarar este año como año jubilar abriedo las puertas santas, nos inspire también a abrir el corazón a la ternura de la salvación mediante una buena confesión de nuestros pecados; así recuperamos nuestra gracia espiritual y la fuerza para comenzar de nuevo.
Sobre el autor:
El P. Binoy Puthusery, C.M., es un sacerdote paúl perteneciente a la Provincia de India meridional. Fue ordenado sacerdote el 27 de diciembre de 2008 y poco después sirvió como coadjutor en Tanzania. En 2011, después de dos años de ministerio, fue nombrado Director Espiritual de las Hermanas Vicentinas de la Misericordia, en Mbinga, Tanzania, en donde sigue en la actualidad.
Gracias por tan hermosa enseñanza