Hemos recibido un informe de los estragos del huracán Mathew en Haití, escrito por la hermana Zelinda Caversan, Hija de la Caridad y directora de la Escuela Vicenciana “Juan Pablo II”, en la capital del país, Puerto Príncipe. Según la hermana Zelinda, la casa de las Hijas de la Caridad en Meyer, en la zona rural, fue afectada, pero las hermanas están bien. Las Hijas de la Caridad desarrollan allí un proyecto con los agricultores pobres. La cosecha se ha perdido por completo. La hermana comenta que el hambre se va a incrementar. Este es el informe:
El huracán Matthew ha sacudido a Haití con toda su fuerza, los días 4, domingo, y 5, lunes, del presente mes de octubre.
La capital del país, Puerto Príncipe, no ha sido afectada en demasía. El huracán se movió hacia el norte y pasó rozando Puerto Príncipe, trasladándose desde Haití a Cuba. En Puerto Príncipe sufrieron grandes lluvias y fuertes vientos, especialmente durante la noche del domingo al lunes. Nadie pudo descansar.
Gracias a la misericordia de Dios, Puerto Príncipe —en donde hay tres comunidades de Hijas de la Caridad y donde, desde el terremoto de 2010, aún miles de familias viven en tiendas de campaña— no fue gravemente dañado, no hubo víctimas, y nosotras estamos bien. Hubo mucha lluvia, viento fuerte y evacuados, pero no hubo víctimas en la capital.
El problema más grande se localizó en el del sur del país. En el departamento de Grand’Anse, esto es, en Jérémie, Les Cayes y Jacmel, el huracán pasó directamente por encima, vertiendo agua y arrancando de la tierra todo lo que se ponía por delante.
Gracias a los medios de comunicación, se ha podido ver no solo la ciudad de Jérémie totalmente destruida, sino también las ciudades de Cayes y Jacmel, donde ha habido un gran número de víctimas y afectados.
En la diócesis de Jacmel, precisamente en Meyer, donde hay una comunidad de Hijas de la Caridad, una parte de la casa de las hermanas ha sido dañada. Pero las hermanas están bien.
Tres hermanas de la Casa Provincial en Puerto Príncipe (mi comunidad), lograron llegar a Meyer tres días después del huracán, encontrándose con una gran desolación. Unas veinte casas habían sido arrancadas y movidas por el viento. Todas las plantaciones de coco, aguacate y plátano fueron arrancadas y arrojadas por tierra. Los agricultores han perdido toda su cosecha. El hambre va a aumentar.
No muy lejos de Cayes, en Coteau, donde hay un lugar de peregrinación dedicado a la Virgen de la Medalla Milagrosa, sólo dos casas no han sufrido daños y quedaban en pie, según informaciones ofrecidas por las personas que llegaron desde ahí.
Hay un proyecto, organizado por las hermanas, de ir a Cayes y Jérémie a lo largo de la semana, si las carreteras ofrecen un paso seguro.
Creo que todos saben que la ayuda humanitaria, gracias a Dios, está llegando a Jérémie en aviones o barcos.
Hermana Zelinda Caverzan,
Hija de la Caridad.
Pedimos a toda la Familia Vicenciana que aviven su oración por el pueblo de Haití, tan desolado por estos desastres.
Por el artículo: Una Hija de la Caridad, residente en Haití, informa sobre los estragos del huracán Matthew.
¡Qué dolor mis queridas Hermanas! ¡HAITÍ, mi tierra de misión, siempre tan probada…! Nunca les olvido en mis oraciones, sobre todo cuando ocurren hechos y/o catástrofes naturales que más les afectan. ¡Cuenten con nuestra oración por todo lo que allí ha ocurrido con el huracán, para que Dios fortalezca a nuestras Hermanas y a todos los demás miembros de la Familia Vicentina que sirven y evangelizan con tanta abnegación y celo misionero en tierra Haitiana. Pido a Dios también con mucha fe y esperanza para que sean muchas las personas e Instituciones, que tienen y pueden, que sean solidarias y vayan pronto en socorro de los damnificados y de la reconstrucción de tanto daño natural. ¡No les olvido en mi ofrenda y oración misionera permanente!
Agradecemos a Sor Zelinda la información y nos unimos al dolor de todas las hermanas y de las personas que están sufriendo tanto.
El Señor que es misericordioso llegará a todos ellos con su consuelo. Y quiera El mover los corazones de los hombres y mujeres que pueden mitigar la desgracia.
Nosotros elevamos nuestra oración.