1 Cor 5, 1-8; Sal 5, 5-12; Lc 6, 6-11.
“Levántate y ponte ahí en medio”
Jesús enseñaba este sábado en la sinagoga. Y, allí frente a él, se hallaba un hombre que tenía su mano derecha paralítica. Por su parte, los metiches escribas y fariseos estaban espiándolo. ¿Se atrevería a curarlo en tan sagrado día?
La respuesta de Jesús fue pronta: “Levántate y ponte ahí en medio”. En medio de la asamblea, en medio de la sinagoga, en medio del sábado. Poco después, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Y ésta, hasta ahora inservible, quedó sana.
Jesús es el que quiere al pobre “en medio”. En medio de la comunidad, en medio de nuestras preocupaciones y cuidados, en medio de nuestro amor. El espacio (sinagoga) y el tiempo (sábado) se hacen sagrados cuando se convierten en ámbito de servicio. Los escribas y fariseos querían servir a las normas (y servirse de ellas), Jesús quiere servir a los demás y que así lo hagamos tú y yo.
Y también quiere sanar mi mano derecha (y la izquierda) para que no pretenda vivir acosta de los demás a causa de mis limitaciones, sino que haga de mi vida una gran limosna y regalo para el bien de mis hermanas y hermanos. “Extiende tu mano” me dice, y llénala de dar, llénala de compartir.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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