Ez 36, 23-28; Sal 51, 12-15.18-19; Mt 22, 1-14.
¿Qué vestido necesito?
¿Qué vestido necesito para entrar a as la celebración de esta boda a la que tengo privilegio de ser invitada por todo un rey? El evangelio de hoy es un poco complicado: “La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. vayan, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encuentren, invítenlos a la boda.”
Los invitados no eran dignos, no se merecían entrar a esa gran fiesta, no estaban preparados, se llenaron de excusas y de aparentes urgencias… Pero ¿qué sucedió con los que fueron invitados en los cruces de los caminos? Llegaron con lo que llevaban puesto, no tenían más, la fiesta había empezado.
Estos invitados son aquellos que viven en el aquí y en el ahora, los que se esfuerzan por alcanzar la santidad en lo cotidiano de su vida, aquellos que están prontos a descubrir la presencia de Dios en todo momento, los que comprenden, como dice el papa Francisco, que la bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie y su banquete es universal, es para todos aquellos que llevan puesto el vestido del Amor. Y, sin ese vestido, ¿cómo colarse en la boda?
San Agustín decía: El que te creó sin contar contigo, no te salvará sin contar contigo. Pero sólo te pide que vistas tu vida de amor, del amor que él nos ofrece.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Yolanda Elvira Guzmán, H.C.
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