“Amarás a Dios… Amarás a tu prójimo…”.
2Tim 2, 8-15 | Sal 24 | Mc 12, 28-34.
En tiempos de Jesús, los judíos que querían cumplir fielmente la ley, tenían que moverse entre una maraña de preceptos y manda- mientos, como quien camina en medio de un campo minado; cualquier paso en falso, cualquier descuido, los haría caer en infidelidad o impureza. Por eso, era importante para ellos descubrir qué era lo verdaderamente esencial entre todo el amasijo de normas. De ahí nace la pregunta que el doctor de la ley le hace a Jesús en el evangelio de hoy: ¿Cuál es el precepto más importante?
Jesús no duda ni un instante en responder. Elige de entre toda la tradición judía dos textos, uno del Deuteronomio y otro del Levítico, para poner como centro de la vida religiosa el amor a Dios y el amor al prójimo. En otro pasaje dirá Jesús que toda la Ley y los Profetas, es decir, toda la Escritura, se resumen en amar a Dios y al prójimo. Es lo esencial.
¿Quieres saber, hermano, qué es lo esencial para un seguidor de Jesucristo? ¿Quieres saber qué es lo verdaderamente importante y necesario para vivir una vida con sentido, con proyecto?
¿No quieres vivir una vida superficial y vana, gris y frustrante? Ama. Una vida generosa es una vida dichosa.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, C.M.
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