«Gritó una pobre alma, y el Señor la ha escuchado»
Estas palabras de la Biblia nos traen esperanza. Cada persona es una pobre alma ante Dios. Y si las pobres almas se unen en oración, el Señor las visita, viene a ellas y está presente en medio de ellas. La Palabra de Dios nos inspira, despierta la esperanza dentro de nosotros e nos insta a clamar a Dios en la oración.
Cada atardecer, en el cálido centro donde las personas sin hogar de la zona de la estación de tren hallan refugio durante el invierno, se convierte en un santuario donde se eleva una oración a Dios Todopoderoso. Oramos juntos con los necesitados. Nuestra oración común continúa durante nueve días. A través de la intercesión de la Hna Leopoldina Brandis, pedimos también a Dios que se facilite un espacio a las personas sin hogar, en donde podamos servirles y donde puedan renovar su confianza en sí mismos.
Te invitamos a unirte a nuestra oración. El P. Gregory Gay, Superior General de la Congregación de la Misión, insta a la Familia Vicenciana a orar juntos con los necesitados en este período especial, cuando celebramos la Resurrección del Señor. Unámonos en la oración, como almas pobres con almas pobres.
0 comentarios