El hermano Mike Sheerin, FMS, servidor en el Campus de la Universidad de St. John, escribe:

“Déjate guiar por el Señor. Él dirigirá todas las cosas a través de ti. Confía en Él y siguiendo su ejemplo, actúa siempre con humildad, con suavidad, y de buena fe». San Vicente de Paúl.

San Vicente era un hombre de acción y un hombre de oración. Para los Vicencianos estos dos temas no son mutuamente excluyentes y, de hecho, van de la mano. Con el fin de moverse en la dirección sólida que tomó, a partir de la vida de Vicente entendemos que encontró con tiempo y espacio para frenar, reflexionar y escuchar. Hoy en día, en el trabajo en una institución vicenciana y en el encuentro con muchos «vicencianos», estas mismas energías están vivas y operantes, pues la oración y la acción son fundamentales en el ADN de las instituciones vicencinaas.

Las universidades son lugares activos. La vida aquí está llena de ajetreo, incluso a veces en exceso. La vida de Vicente fue también muy activa, como lo demuestran los grupos en los que influenció, y los movimientos vicencianos que fundó y alimentó. En la vida actual, como en tiempos de Vicente, nunca desaparece la necesidad y el deseo de reflexionar sobre las decisiones y las acciones de uno toma, aunque podamos amrtiguar sus quejas y no seamos capaces de responder al instante. Pero, ¿por qué debiera desaparecer ese murmullo? Está siempre presente y espera una respuesta. Como Vicencianos, estamos igualmente bendecidos por tener a otras personas de ideas afines con las que compartir tiempo y espacio. Tampoco es difícil encontrarlos. Este informal trabajo en red es una enorme fuente de aliento y apoyo. Una característica distintiva de Vicente de Paúl era su capacidad de colaborar con los demás y, al hacerlo creativamente, hacer avanzar sus proyectos.

En nuestro tiempo, he encontrado este apoyo de distintas de maneras. Mencionando a otra persona, ocasionalmente, que asisto a la misa diaria en el campus, o que leí un artículo provocador en Internet, o que planeo participar en una actividad nocturna, o en una conferencia ofrecida por la universidad durante hora del almuerzo, son a veces el impulso que la otra persona podría necesitar para prestar oído a esos murmullos espirituales en su interior. Nunca sabemos cómo el Señor va a utilizar nuestras experiencias para mover a otro, sin que ni siquiera se den cuenta en ese momento. Lo contrario también es cierto. Si escuchamos a los demás, podríamos sentir inspiración para dar un pequeño paso en la dirección adecuada.

Sí, Vicente era un hombre de acción, y su primera acción fue orar. Oró y respondió bien. Estáis sentados aquí, hoy, leyendo esta entrada de #YoSoyVicente por lo que se hizo y quién fue el que lo hizo, hace casi 400 años. Y todavía nos puede enseñar hoy. ¿Estamos escuchando? ¿Hemos cambiado algo?

El hermano Mike Sheerin, FMS, servidor del Campus de la Universidad de St. John. Para mí, ser un hermano significa ser mentor, consejero, amigo y guía de las personas que buscan mi ayuda. Al hacer esto, he llegado a conocer mejor al Dios que me llamó por mi nombre desde el principio. Me siento muy privilegiado y creo que estoy en territorio sagrado siempre que una persona joven me elige para compartir sus experiencias, sentimientos o cargas. Trato de llevar este conocimiento a todo mi trabajo, y al hacerlo me doy cuenta más plenamente del significado de ser maestro, consejero o mentor.