Me atrapó #YoSoyVicente @SJUMission

por | Mar 20, 2016 | Formación, Reflexiones, YoSoyVicente | 0 comentarios

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A veces ese «algo» que te ha atrapado ya no te deja ir. Dennis M. Gallagher escribe:

Durante estos últimos tres años y medio, me siento agradecido por estar más sumergido en la misión vicenciana y por sentirme parte de la comunidad de la Universidad de St. John, juanto a otros que piensan y sienten como yo, poniendo mi fe en acción, afuera en las calles. He disfrutado mucho aprendiendo más sobre santos Vicente de Paúl, Luisa de Marillac, Rosalía Rendu, Federico Ozanam y Catalina Labouré en el programa V.M.C. (Certificación de la Misión Vicenciana) y ahora en el V.M.I. (Instituto de la Misión Vicenciana), programas ofrecidos por St. John a su comunidad educativa. Me han recordado que en las compañías que mantienes, a quién y qué valoro se encuentra entre lo más importante de mi vida diaria de fe.

Entré en esta experiencia después de haber sido formado como hermano franciscano, seglar franciscano y como asociado lasaliano a través de dos tipos de formación franciscana y como graduado del Instituto Buttimer de Estudios Lasalianos. Mis experiencias de vida y de trabajo con los Hermanos Franciscanos y los Hermanos de las Escuelas Cristianas, me prepararon para este nuevo reto vicenciano, mientras Dios me guiaba a la comunidad de la universidad de St. John. ¡Qué alegría es estar entre una comunidad de ideas afines, los colegas de V.M.C. y V.M.I. que son una comunidad de servicio a los pobres, y yo uno entre ellos! Me hicieron sentir, a mí un no graduado de St. John, no sólo incluído sino también aceptado en esta comunidad. Gracias, Lucy Pesce y P. John, por conducirme en este camino de servicio, lucha por la justicia y, por supuesto, de alegría a lo largo del camino.

Empecé mi V.M.C. simplemente indicando mi objetivo, muy formal: «entender mejor el carisma vicenciano y sus aplicaciones para que pueda mejor planificar, invitar e involucrar a la comunidad de St. John con la comunidad más amplia en la que vivimos y trabajamos». Lo que inicialmente me atrajo a este carisma vicenciano, con las palabras del P. Thomas McKenna, CM,  es que estaba dirigido a «cualquier persona que busque el equilibrio entre la acción y la contemplación, la organización de las buenas obras y la confianza en la providencia divina, la actividad inteligente y la rendición confiada». Esta descripción del ser vicenciano del P. McKenna era exactamente dónde estaba cuando empecé mi ministerio en St. John.

Terminé mi experiencia en V.M.C. adoptanduna una público compromiso a favor de los pobres, mediante un anuncio en Facebook a mis 559 amigos. No publico en mi página de Facebook muy a menudo. En diciembre de 2014, empecé mi entrada «¿Qué estás dando a Cristo en esta Navidad? ¿Te gustaría unirte a mí para hacer un regalo de Navidad a la «Midnight Run Fundraiser» [Campaña de recaudación de fondos de medianoche] de la Universidad de St. John?»

Ya habiendo abrazado la filosofía de un líder de servicio, me sentí atraído por la espiritualidad vicenciana desde mi llegada a St. Jphn. Se construye desde mi base espiritual franciscana y lasaliana como una especie de marco trinitario, una manera de ver a Dios en frente mío, sobre todo en los ojos de mi vecino y los pobres. Pero también me sigo preguntando si mi vecino ve el rostro de Cristo en mí.

Me siento atraído por la visión de San Vicente, y a la practicidad organizativa de Santa Luisa. Me habla a mi mentalidad de lkider de servicio en mi ministerio universitario. Ahora, al final de cada día, me pregunto, a propósito: «¿cómo ha estado de activo el amor de Dios dentro de mí, hoy? ¿Dónde veo actuar a Dios? ¿Cómo he comprometido con el «amor inventivo» para organizar las necesidades de los demás?

Los dos problemas sociales que no puedo entender son el hambre y la falta de vivienda. Son dos necesidades muy básicas de las que nunca tuve que preocuparse. He sido muy afortunado. Pero, a través de mi experiencia de servir en St. Nick’s shelter, St. Francis Xavier Welcome Table, St. John’s Bread and Life, y Midnight Runs, ha causado que pare, que piense, y eso me asusta un poco.

Recuerdo que en una salida de medianoche justo después del huracán Sandy, encontrarme con una familia joven de Hoboken, que se vio sacada de su apartamento, sin tener a donde ir sino a la calle de Nueva York. Este marido, mujer y niña todavía mantenian su alegre optimismo. Después de proporcionarles rápidamente lo que necesitaban, y café caliente y bocadillos, estaban encantados de que quisiéramos conocer su historia, socializar con ellos, mientras compartían en nuestra hospitalidad. Ellos nos estaban ofreciendo la hospitalidad de su casa, ya que la calle fue su casa durante la noche, y estaban contentos de que los viésemos por lo que eran, una familia llena d amor y unida, viviendo el presente.

Lo que realmente golpea mi corazón son todas las personas sin hogar, ancianos e incluso niños que me encuentro cuando les sirvo una buena comida caliente en St. Francis Xavier’s Welcome Table en Manhattan. Su carácter directo puede ser desalentador, pero su gracia es abrumadora. Ellos me dan las gracias, aunque yo solo sea un intermediario, y esto hace que me dé cuenta que ven la luz de Cristo en esta acción amorosa.

Cuando San Vicente describe el amor como «inventivo», creo que es a propósito. ¿Cómo puedo organizar mis habilidades, talentos y esperanzas para otros, donde haya un equilibrio entre caridad y justicia? Intelectualmente, siempre he creído que la justicia social es imprescindible para mantener un pie en la caridad y otro pie en la justicia. La caridad es fácil de realizar, pero me lleva a pensar y tratar de encontrar el cómo puedo ser la voz para contestar las preguntas que preguntan aquellos a quienes sirvo, y que no tienen medios para encontrar una solución. Creo que, a través de la organización de una comunidad, San Vicente me impulsa a buscar respuestas a las preguntas sobre la justicia, con la ayuda de los que están conmigo en la comunidad de St. John. La naturaleza misma de nuestro proyecto de graduación de V.M.C. 7, para 8,000.00 dólares para los Midnight Runs, demuestra que este amor inventivo ha cambiado la vida de todos. Me doy cuenta de que necesito permanecer activo en la caridad, para seguir buscando respuestas para la justicia.

Mis preguntas sobre la justicia en este momento son sencillas: ¿Por qué hay gente con hambre en nuestra ciudad? ¿Por qué es tan cara la comida para mucha gente en nuestra ciudad? ¿Por qué la mayoría de la gente están solo a unos cheques de quedarse sin hogar? ¿Qué es lo que valoramos en nuestra sociedad: las personas, la codicia, el consumismo, o la abogacía? Estoy viviendo en estas respuestas. Me doy cuenta de que a partir de esta experiencia VMC necesitaba encontrar una manera de centrarme en una «mentalidad de justicia» y de encontrar los principios que ayudarán a hacerlo.

En mi meditación con el libreo del Padre Robert Maloney CM, «Convertir todo en Amor: Una regla de vida para los miembros laicos de la Familia Vicenciana», el pequeño capítulo de «decir la verdad» ha conseguido que me comenzase a centrar en el desarrollo de una mentalidad basada en la justicia para ser un defensor de las necesidades de aquellos que están hambrientos y sin hogar. El P. Maloney presenta este reto en decir la verdad:

  • decir la verdad, sobre todo cuando la verdad es incómoda o embarazosa;
  • dar testimonio de la verdad, que tu vida corresponda a tus palabras;
  • buscar la verdad con humildad, como un caminante en lugar de pensar que la posees como un propietario;
  • practicar la verdad mediante obras de justicia, caridad y paz;
  • luchar por la verdad con la mente clara, o pureza de intención;
  • vivir verdaderamente como un servidor, que tiene posesiones modestas, se viste con sencilles, y dispuesto a compartir lo que tiene;
  • expresar la verdad con claridad, utilizando un lenguaje sencillo y transparente, especialmente cuando enseñamos a otros.

Veo la próxima etapa de mi vida, influída por el ser vicenciano, participando en una comunidad para ser defensor de aquellos que están hambrientos y sin hogar. Estoy en mi mejor forma creativa cuando tengo una comunidad donde trabajar, que tiene entusiasmo para trabajar por esta causa. Me gustaría involucrarme con otros aquí en St. John, donde podemos dirigir nuestros esfuerzos de una manera organizada para ser eficaces. Voy a seguir como voluntario en St. Francis Xavier Welcome Table y en Midnight Runs, pues creo que es muy importante conocer y estar en relación con aquellos a los que se desea defender. El programa V.M.I. en el que estoy involucrado ahora me está ayudando a aprender y experimentar el papel de defensor de las personas a las que estoy llamado a defender. Allí voy, por gracia de Dios; ¿por qué he sido tan afortunado, bien alimentado, con un lugar cómodo para vivir?

El P. Patrick Griffin, C.M. me inspiró cuando describió la compasión que sentimos todos así: «el corazón de la compasión es experimentar el dolor de otro». Mi comprensión de por qué mi estilo de vida está basado en la caridad y la justicia se reduce a esto; el experimentar el dolor de los demás me inspira para actuar en nombre de la justicia.

dennis-gallagher-sjuDennis M. Gallagher es director de Formación en la Liturgia y Fe en el Departamento de Pastoral Universitaria de la Universidad de St. John, Jamaica, Nueva York. Sin lugar a dudas, #DennisEsVicente

Etiquetas: YoSoyVicente

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