La Sociedad de San Vicente de Paúl es una Asociación que se mantiene por su fe y creencia católica pero en la que es igualmente indispensable, para preservar su identidad y Misión, que esa espiritualidad se centre y esté volcada hacia las personas en situación de pobreza y riesgo social. El inicio y desarrollo de Las Conferencias se entiende desde estas dos condiciones, la fe que se profesa y la atención a los más vulnerables, al prójimo en necesidad, y esto conforma el consabido carisma vicenciano que siempre busca atender las pobrezas, sean cuales fuere su origen o condición, viendo a Cristo en el pobre y al pobre en Cristo.
Pero este carisma vicenciano de amor y servicio a las personas más vulnerables se realiza con un sentido de promoción que dignifica y respeta enormemente a aquel que recibe la ayuda, que mantiene siempre como objetivo central de su caridad al ser humano como hijo de Dios y hermano nuestro. Por este motivo, no es una ayuda ajena a la realidad social, comunitaria y familiar de la persona atendida, sino que este proyecto de servicio se personaliza enormemente, realizando un plan regenerador único, que cuenta primordialmente con el individuo al que se dirige (tanto en su lado espiritual como material), adaptándose a las cualidades y características de aquellos que reciben nuestro apoyo, reflejo de que Las Conferencias no ayudan “en serie”, sino que toman a cada persona desde su condición genuina y única, a la que conocen y quieren por su trato cercano y a la que distinguen por su amistad y Amor. Concepto que definimos como Cambio Sistémico.
Y este plan de ayuda, impregnado de nuestro carisma, se debe realizar desde una actitud de servicio que conlleva una serie de aptitudes que tenemos que sentir y labrar, pulir y vivir cada día. Nuestro llamado no es “a distancia”, es de cercanía, de tocar y escuchar, de vivir y regalar, de darnos personalmente con generosidad. Y, en esa cercanía, sólo cabe la Verdad; que se transmite a través de la reciprocidad, del Amor y del entendimiento. Pero también, como veremos, a través de la firmeza y de la perseverancia, con la debida prudencia y humildad. Acercarse a la pobreza y vivirla junto a nuestros hermanos es, a todas luces, un servicio que requiere de toda nuestra responsabilidad, compromiso, habilidad y amor.
En este sentido, cada paso que damos (individual e institucional) a favor de las personas que viven en la pobreza, nos acerca a otros que, como nosotros, se sienten urgidos a la colaboración, a la ayuda hacia los que más lo necesitan. Esta Red de Caridad, que tiene su tejido interno en Las Conferencias de todo el mundo, en la Familia Vicenciana y en la Iglesia Universal y en sus hilos externos a las instituciones solidarias del Tercer Sector y a los organismos públicos y privados, es vital para que la pobreza sea arrinconada o, al menos, para que “las personas “descartadas” por la sociedad encuentren en esa “periferia” una mano amiga, dispuesta a darle una respuesta sincera e incondicional, humana y, en nuestro caso, cristiana.
Y por causa de la cercanía y de la preocupación sincera por el prójimo, llega el efecto de la adaptabilidad a un mundo cambiante y a la capacidad de respuesta a las nuevas necesidades y pobrezas emergentes a las que sólo se puede llegar desde la posición alerta de la Sociedad de San Vicente de Paúl, que no se adormece nunca, que no se conforma nunca, que siempre pide más, que siempre se exige más en su camino de servicio. La soledad, las enfermedades mentales, la realidad de la familia y el valor de la vida, el drama de los refugiados… son algunos de los importantes temas que Las Conferencias deben encarar con la mejor disposición y conocimiento, con la previsión de una Entidad que puede, por su experiencia y vivencia, anticiparse y/o ahondar en las causas de las pobrezas (denominadas en nuestra Regla como “estructuras de pecado”), que se forman constantemente en nuestro mundo y que están instaladas desde los cimientos de “la injusticia, la desigualdad o la exclusión”. (Regla SSVP, art. 7.6)
La pobreza es, a la vista de lo comentado, parte fundamental e indisoluble del todo de la Sociedad de San Vicente de Paúl y, por este motivo, parte de nuestro caminar y compañera de viaje de todo vicentino y de Las Conferencias. Pobreza a la que debemos conocer en toda su extensión y en las distintas caras con las que aparece a lo largo de un servicio lleno de dificultad pero, también, lleno de Amor.
Fuente: Boletín Ozanam de la SSVP en España, febrero de 2016.
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