Gn 17, 3-9 | Sal 104 | Jn 8, 51-59.
Que todos se salven
El tiempo de cuaresma nos invita a convencernos de que Dios nunca olvida sus promesas, pero también es la oportunidad para examinar las promesas que hemos hecho nosotros a Dios.
El libro del Génesis nos cuenta cómo, al principio, Abrán solo creía en lo que veía como posible. Pero Dios le cambia el nombre (Abrahán, padre de muchos pueblos), y así mantiene y refuerza la promesa. Por parte del pueblo, deberán reconocer siempre al Señor como Dios y circuncidar a todos los niños como signo de la Alianza. En la Biblia “Alianza” y “contrato” son cosas distintas. El contrato es sobre cosas y temporal, la Alianza pide fidelidad y relación personal por siempre.
En el evangelio, Jesús, está buscando renovar la Alianza con una nueva vinculación hacia su persona: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre. Esta es una invitación a mirar alrededor, a las necesidades de los que han ido saliendo al paso en el anuncio del evangelio.
Y tú y yo nos preguntamos:
¿Qué quiere Dios que haga como respuesta a su promesa de cuidarme toda la vida?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick F. Martínez Benavides, C.M.
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