A los Escolares Ozanam, como a tantos miles de voluntarios vicencianos, se les puede encontrar… ¡por doquier!
Cada año, en períodos de diez días a dos años o más, los vicencianos están actuando como misioneros: usando sus habilidades para encontrar, para asociarse con, y ser transformados por la experiencia de vivir y servir en otras culturas y/o países.
Este año, los Escolares Ozanam de la Universidad de St. John visitaron Ecuador para aprender y enseñar, y para colaborar con las comunidades locales en la implementación de estrategias de mejora que se identificaron en colaboración con los líderes locales. Estas iniciativas de cambio sistémico, pequeñas pero efectivas, están en el centro del modelo de aprendizaje del programa de los Escolares Ozanam. Estas son algunas de las muchas fotos en Facebook:
Lee el testimonio de un antiguo Escolar Ozanam, que trabajó en un centro de servicios múltiples en Brooklyn (Nueva York, Estados Unidos):
Kevin García (2012) es administrador de cuentas de cliente para varias marcas de leche —incluídas leche de soja, leche orgánica, Land-O Lakes1 y leche de almendras—. Es un trabajo que le hace viajar por todo el país y lo pone en contacto con clientes diversos. Según García, atender a clientes en Bread and Life2 durante su primer año de estudios le enseñó a llevarse bien con la gente diversa que conoce todos los días. «[En Bread and Life] tratas con gente de toda clase… Eso me hizo crecer y aprender a tener más paciencia.»
Según García, la justicia social y la reducción de la pobreza —los grandes principios propugnados por el programa Escolares Ozanam— continúan dando forma a sus opciones personales de vida. Sus actuales clientes prestan su apoyo a diversos esfuerzos nacionales de ayuda contra el hambre, y están comprometidos con la seguridad alimentaria. «Me dirigí a ellos porque eran empresas socialmente responsables —dice García—. Se trata de dar a la gente una mano de apoyo para levantarlos, no para abajarlos.»
Esta maravillosa descripción de Federico Ozanam, tomada de su sitio web, es inspiradora:
Un estudiante que marcó la diferencia
Armado con una gran pasión por aprender, y por su fe, Federico Ozanam llegó a París en 1831 para estudiar Derecho en la Universidad de la Sorbona. Después de desanimarse ante la pobreza que vio en las calles de París, creó un club para debatir cuestiones de injusticia social con sus compañeros de colegio. Un día, mientras se discutía el papel de la Iglesia en la sociedad, un miembro del club cuestionó, «¿qué hacéis vosotros [los cristianos], aparte de hablar, para probar la fe que proclaman?» Frédéric recogió esta llamada a la acción y organizó a sus amigos para servir en las viviendas de los más pobres en París. Fue durante esta época cuando se encontró con Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, conocida por su compromiso de ayuda a los pobres. Con su consejo, Federico formó la organización ahora conocida como «Sociedad de San Vicente de Paúl».
Federico se convirtió en periodista, profesor y orador público, dedicado a la anunciar su fe y al servicio sostenible. Continuó ayudando a los empobrecidos y hablando a favor de su fe durante toda su vida. Hoy en día, la Sociedad de San Vicente de Paúl sirve a millones de personas pobres en todo el mundo, y el beato Federico Ozanam sigue siendo un ejemplo inspirador para hombres y mujeres jóvenes que buscan cambiar el mundo.
Notas:
1 Una marca en concreto (N. del T.).
2 «St. John’s Bread and Life» se fundó en 1982, como ministerio de las Hijas de la Caridad y los Misioneros Paúles en la Parroquia San Juan Bautista de Brooklyn, y pronto se expandió más allá de los límites de la parroquia y creció para ser una organización no lucrativa independiente (N. del T.).
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