En «Experimentar la Hospitalidad Vicenciana», Quinton Foshag desvela el poder transformador de las experiencias servicio en inmersión.
En mi primera experiencia viviendo en la Casa Vicenciana de la Caridad, me sorprendió gratamente el amor y la compasión con que la hermana Mónica y la hermana Clair nos recibieron. Desde el momento en que llegamos a la Casa de Caridad de Nueva Orleans, en nuestra experiencia de servicio, nos trataron como familia.
Puedo decir que no hubo ni un solo momento, durante mi estancia con las hermanas, que me sintiera incómodo o descuidado. Estas mujeres fueron tan amables con nosotros, personas a las que no conocían previamente, y nos permitieron ser nosotros mismos y hacer preguntas sobre la situación de un entorno del que sabíamos muy poco.
Conoce un poco el programa de DePaul (en inglés):
Las hermanas nos animaron a hablar y entender aún más la falta de recursos y oportunidades en la comunidad de Nueva Orleans a la que fuimos a serrvir, y también nos proporcionaron, con su ejemplo, con métodos y técnicas para participar en nuestra nueva comunidad.
Nunca olvidaré el respeto y la delicadeza con que la hermana Mónica se relacionaba con la gente que nos invitó a conocer. Y esto me anima a mí a hacer lo mismo, al ver cuántas personas estaban dispuestas a abrirse a uno, cuando uno no se pone por encima de ellos, sino a su lado. La hermana Mónica me mostró cómo ser uno con mi comunidad, sea pequeña o grande. Siempre me esfuerzaré por ser tan amable con los que me rodean como lo fue la hermana, hacia mí y hacia nuestro grupo.
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