Dar el más grande regalo es: salir de uno mismo y entrar en el mundo del «otro», es entender el significado de la Navidad. Para este viaje, hay cinco virtudes, vistas por Vicente de Paúl como las características de Jesús misionero de Dios Padre/Madre. El día de hoy nos pide que nosotros mismos seamos el mejor regalo para los más pobres entre los pobres.
¿Qué le puedo dar yo, pobre como soy? Si fuera un pastor, le llevaría un cordero; si fuera un hombre sabio, haría mi parte; sin embargo, lo que yo puedo darle es: mi corazón.
Sencillez
Solo tenemos un objetivo: hacer que todos conozcan a Dios y que lo amen. Así compartimos la misión de Jesús. Al hacer que todos conozcan a Dios, la gente sabe cuán preciados son en su existencia. Al hacer que Dios sea amado, compartimos, revelamos y construimos el Reino de Dios.
Humildad
Abandonar nuestra propia posición y seguridad, llevando con nosotros solamente lo que somos, y sabiendo que será suficiente, porque Dios así nos lo ha dicho. Hacer del humilde pesebre nuestra casa. Arrodillarnos en silencio a los pies de los demás, con un recipiente para lavar y toalla. Aquí encontramos, en lo que el mundo ve como la humillación, la gloria que Dios ha preparado para cada uno de nosotros.
Mansedumbre
Vestirnos de una humanidad tan suave, que ya no hay «otro». Dar la bienvenida a Cristo, como Cristo me da la bienvenida, y entender el vínculo entre todos los seres humanos.
Mortificación
Aceptar el dolor y el sufrimiento que me encuentre, porque he elegido este camino, y sentir profundamente los dolores y sufrimientos de los demás, sin rehuirlos. Sólo entonces mi servicio será fruto de una verdadera compasión.
Celo por las almas
Ardiendo en deseos de difundir la noticia que he escuchado: que una vez más, como en la antigüedad: «cuando la quietud pacífica abarcaba todo y la noche en su curso veloz ya había recorrido su primera mitad, su todopoderosa Palabra desde el real trono celestial salió hacia a la condenada tierra», pero esta vez, para traer una liberación forjada sin violencia.
¡Alegría! ¡Ha nacido el celestial Príncipe de la paz!
¡Saludad al Hijo de la Justicia!
Trae luz y vida a todos,
Surge con salvación en sus alas
Tendido apaciblemente se establece su gloria,
Nacido para que ya no muramos más:
Nacido para elevar a los nacidos en la tierra,
Nacido para darles un segundo nacimiento.
¡Escuchad con atención! los ángeles lo anuncian cantando,
«¡Gloria al Rey recién nacido!»
El Papa Francisco inauguró este Año de la Misericordia pidiéndonos tener el valor de salir de nosotros mismos, «Él se dirigió a los jóvenes miembros de la congregación diciendo: ‘Por favor, no descarte la posibilidad de convertirse en un misionero, de difundir el amor, la humanidad y la fe…'» (Papa Francisco). La canción del video a continuación (en inglés) pregunta y responde a su propio interrogante: «Lo que yo puedo darle: mi corazón». #YoSoyVicente. Y tú también. Feliz Navidad.
Publicado por primera vez, en onglés, en medium.com/@fatherr
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