“Hoy estamos de fiesta. Nuestra Provincia se hace más grande. Nuestros brazos se extienden y nuestra mirada se enriquece”. Estas palabras resonaron con fuerza y con júbilo en la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad de España Sur, en Sevilla, ayer domingo 29 de noviembre. Una fecha que pasará a los anales de la Compañía de las Hijas de la Caridad como un día histórico e inolvidable. Porque, además de ser el aniversario de la fundación de las Hijas de la Caridad, fue la unión de la Provincia de España Sur con la Provincia de África Norte.
Fue un acontecimiento universal. Prueba de ello fue la representación oficial y especial: el Superior General de la Congregación de la Misión y de la Compañía de las Hijas de la Caridad, P. Gregory Gay; la Superiora General de las Hijas de la Caridad, Sor Kathleen Appler; la Asistenta General, Sor Françoise Petit; la Consejera General, Sor Carmen Pérez; el Director General de las Hijas de la Caridad, P. Bernard Schoepfer; el anterior Director Provincial de África Norte (y ahora elegido Visitador de la nueva Provincia de Francia de la Congregación de la Misión), P. Christian Mauvais; el Director Provincial de las Hijas de la Caridad de España Sur, P. José María López Maside; el Visitador de los misioneros paúles de la Provincia de Salamanca, P. Juan de la Rosa; todas las Visitadoras de las Hijas de la Caridad de España; la Visitadora de Portugal; el Superior de la Comunidad de los paúles de Sevilla, calle Pagés del Corro, P. Eblerino Díez Llamazares; algunos misioneros paúles más… Y, por supuesto, Sor Mª Pilar Rendón, Visitadora de España Sur y protagonista principal de este acontecimiento.
Fue un acontecimiento gozoso. Así se constató por el ambiente de hospitalidad, de alegría, de “encuentro”, de verdadera fraternidad, de “encontrarse cada asistente como en su propia casa”. Si la pegadiza y famosa canción dice que “Sevilla tiene un color especial”, el domingo pasado, este trozo de la Sevilla vicenciana tuvo un color muy claro y específico de entusiasmo compartido, de fe convencida y de esperanza reluciente.
Fue un acontecimiento multitudinario, “extraordinario”. De ello dan fe las más de cuatrocientas Hermanas que se reunieron. Hermanas venidas de toda Andalucía, de Extremadura, de las Islas Canarias, de Madrid, de Marruecos y, por supuesto, de África Norte: Argelia, Túnez y Mauritania.
Fue también un acontecimiento muy bien preparado, perfectamente organizado y bellamente presentado. Las celebraciones, la música, los textos, los gestos, la infraestructura fundamental (alojamiento, comida…), todo estuvo preparado y organizado al milímetro y con gran creatividad.
El acontecimiento se desarrolló en dos partes. La primera, tuvo lugar el sábado día 28 con un cursillo a las Hermanas Sirvientes de la Provincia España Sur y a todas las Hermanas de la todavía Provincia de África Norte. Un cursillo impartido por el P. Celestino Fernández, C. M. y que trató sobre “El compromiso de las Hijas de la Caridad en el mundo y en la Iglesia de hoy”.
La segunda parte comenzó ya ese sábado 28, al anochecer, con una vigilia de oración preparatoria del día siguiente. Y tuvo su culmen el domingo 29 con el acto oficial y solemne de la unión de las dos Provincias. Este acto estuvo presidido por el Superior General, la Superiora General, la Visitadora de España Sur y el Director Provincial. Y consistió fundamentalmente en una alocución de Sor Mª Pilar Rendón, Visitadora de España Sur, otra alocución de la todavía Visitadora de África Norte, Sor Edwige Liferamary, y la intervención de la Superiora General, Sor Kathleen Appler. Todo ello completado con la entrega pública del sello de la Provincia de África Norte a la Superiora General.
La Eucaristía, presidida por el Superior General, P. Gregory Gay, puso el broche de oro a este acto de la unión de las dos Provincias. Una Eucaristía reposada, tranquila, participativa, alegre, creativa, llena de música y color. Una Eucaristía donde ya no había dos Provincias, sino una sola: España Sur.
La comida en el polideportivo del Colegio vecino a la Casa Provincial cerró este día grandioso. Era todo un espectáculo ver el polideportivo lleno hasta los topes, con casi quinientos comensales, y con un ambiente inmejorable, con música y baile de “sevillanas” incluido. Alguien me comentaba: “Esto sólo puede ocurrir en Sevilla”. Ciertamente, doy fe de ello.
Celestino Fernández, C. M.
Fuente: http://misionerospaules.org
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