David Lawlor es un antiguo periodista y director de relaciones públicas. Dio una charla al personal para las Solicitudes de Refugiados en sus oficinas en Mount Street, Dublín, sobre este aspecto. David tiene diplomas en ciencias sociales e historia. Su libro, “¿Derecho divino? La División Parnell en Meath” fue publicado en el 2007 por Cork University Press.
La consideración en la que se tiene a la Sociedad de San Vicente de Paúl públicamente se ha demostrado a través del incremento en las donaciones a lo largo de los últimos años de recesión, mientras que muchas otras organizaciones caritativas meritorias están luchando con un declive en sus ingresos, ya que la gente simplemente tiene menos que dar. Sin embargo, la Sociedad sufre de percepciones menos positivas, tales como el hecho de que nuestros miembros, en el seno de dicha Sociedad estén compuestos mayoritariamente de personas mayores, al igual que yo, que somos profundamente conservadores y también porque somos una organización distintivamente católica, en un momento en el que la iglesia está sufriendo un fuerte declive debido a numerosos motivos.
La Sociedad llegó a Irlanda en 1844, justo antes de la hambruna, y en la actualidad tiene más de 10 000 miembros en 1000 conferencias. En su conjunto, la Sociedad gasta más de 70 millones de Euros al año ayudando a los más necesitados.
Nuestro objetivo como miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl, primero, es hacernos amigos de cualquiera que está sufriendo cualquier tipo de necesidad. Aquellos que buscan ayuda pueden estar abrumados por la deuda a sus acreedores, o solamente tienen que cumplir con un pago extraordinario o con un pago imprevisto para gastos de educación o de salud, o debido a que se mudan de casa, o por duelo, o por toda una variedad de otros motivos o quizás sólo se sientan solos o tengan dificultad en su relación y necesiten a alguien que escuche sus problemas.
Cualesquiera que sea la dificultad, nuestra respuesta es que dos de nosotros visitemos a dicha persona a su domicilio, que nos sentemos a su lado y que escuchemos su historia y hagamos cualquier pregunta necesaria con el fin de satisfacer sus necesidades, antes de sugerir una solución a su apuro. Esto puede implicar que les aclaremos los pagos de protección social a los que tienen derecho, o que les pidamos que vayan al Responsable del Bienestar de la Comunidad por una necesidad especial de pago o que les proporcionemos cupones para alimentos o ropa o un cheque emitido a Correos para las facturas del gas o de la electricidad, o que les pidamos que vayan al servicio gratuito de asesoramiento para temas de dinero y de presupuesto (Money Advice & Budgeting Service o MABS). El MABS puede proporcionar ayuda experta en concebir un presupuesto del hogar realístico adaptado a sus necesidades específicas y/o que puedan volver a negociar los pagos de la deuda. Si el MABS propone un plan financiero para hacer salir a alguien de la deuda durante un periodo de tiempo, contribuiremos a menudo a hacer pagos de forma regular con el fin de agilizar el proceso y animar a la persona a saldar la deuda.
Por supuesto, el peligro de asistir a cualquier persona de esta manera es que se vuelvan dependientes de nuestra ayuda y que sigan pidiéndonos dicha ayuda constantemente, por lo tanto, haciendo más difícil para nosotros estar disponibles para otros que requieran de nuestra ayuda con más urgencia. Nuestro segundo objetivo es, por consiguiente, tratar de hacer que aquellos a quienes ayudamos se hagan autosuficientes, con el fin de que puedan valerse por si mismos y que no tengan que volver a pedir ayuda – por lo menos hasta que la siguiente emergencia o catástrofe surja otra vez. Esto puede resultar un mensaje difícil de comunicar en algunos casos y requiere una precisión en nuestra estimación y una coherencia en el planteamiento que puede resultar tan dura para el miembro de la Sociedad de san Vicente de Paúl como para el que busca nuestra ayuda. Decir “no” nunca es fácil, pero fomentar la dependencia no es una ayuda real para nadie.
Nuestro tercer objetivo es combatir la injusticia social. Está muy reconocido que la pobreza y la desigualdad no son meros accidentes sino grandes males que surgen de la injusticia social, que debe ser tratada desde la raíz. La Sociedad de san Vicente de Paúl es apolítica en el sentido de partido político, pero eso no nos impide tomar una parte activa, junto con otros grupos comunitarios y voluntarios, en abogar por estructuras sociales más justas – en particular en términos de acceso a la educación, empleo, alojamiento y salud – por mejores medidas antipobreza apuntadas a todos aquellos, especialmente a niños, que sufren desventajas. Criticamos regularmente las políticas de los gobiernos en estos aspectos y sugerimos mejoras y alternativas.
La Conferencia es la unidad de la Sociedad local, basada en la parroquia. En adición a la visita a domicilio, la cual representa el principal trabajo de la Sociedad, algunas Conferencias se dedican a visitar a presos o a pacientes en los hospitales. También existen Conferencias especiales que proporcionan pensiones para los sin techo o viviendas de protección social, o que dirigen centros de recursos comunitarios, o que recogen y venden artículos de ropa de segunda mano en nuestras tiendas vicentinas, o que dirigen guarderías o que organizan vacaciones para niños y gente mayor que no podrían irse de otra manera.
Todo lo que debatimos en las reuniones y en las visitas está tratado de manera confidencial, pues si tuvieran que buscar ayuda por parte de la Sociedad de san Vicente de Paúl, no les gustaría que nadie se enterara tampoco.
Acabo de renunciar como Presidente de la Conferencia de la SVP de St. Andrew y St. Mary en Pearse Street después de casi seis años, así que me gustaría darles mi visión personal de lo que representa ser miembro de la Sociedad para mí y de lo que esto implica.
Mientras que nuestra imagen de gente “chapada a la antigua” no parece haber perjudicado las donaciones, puede que tenga que ver con la baja en el número de jóvenes reclutas que podíamos haber ganado de otra manera. A medida que los miembros existentes se hacen mayores, muchos de los reclutas se componen de los que se han jubilado y que ahora tienen tiempo de “dar algo a cambio”. Es por lo tanto crucial para todas las Conferencias que estén atentas a las necesidades de pasar las responsabilidades y el relevo a miembros más jóvenes.
Una imagen conservadora, “respetable” de la Sociedad de San Vicente ha sido asociada con el perfil de sus miembros mayores. Pero también es el resultado del tipo de personalidad de muchos que se unen a la Sociedad de San Vicente porque son ciudadanos responsables, que son considerados a la hora de reaccionar a los problemas que les rodean, pero naturalmente cuidadosos y cautelosos cuando se trata de poner el dinero de otra gente para resolver dichos problemas. Por supuesto esas cualidades también pueden llevar al tipo de radicalismo que inspiró al joven estudiante de 21 años como Federico Ozanam a fundar la Sociedad.
Arañen la superficie de una Conferencia de la Sociedad de San Vicente de Paúl hoy y encontrarán a gente que, al contrario de la amplia mayoría de sus conciudadanos, se han sentado en una caravana de gitanos, cuentan a emigrantes musulmanes entre sus amigos o acuden a las cárceles para decirles a los presos que no son marginados. Además de esas experiencias enriquecedoras para su propia vida, los miembros de la Sociedad de San Vicente también tienen la satisfacción de levantar el peso de desesperación y de preocupación de las espaldas de los demás, a menudo llevándoles en la buena dirección y a veces simplemente dándoles los medios para pagar la comida o pagar una factura.
Pueden sentirse como Papá Noel a veces, pero otras veces las decisiones son duras: o respetar el deseo de una mujer moribunda para ir a Lourdes – sí; o permitir a una madre que se gaste 500 euros en el vestido de primera comunión de su hija, pues ella cree que debería tener un vestido tan bueno como el cualquier otra – no; remplazar la caravana de un anciano que se ha quemado – sí; dar cupones a una madre que ha entregado su libro de prestaciones familiares a un prestamista ilegal y que se niega a ir a MABS – no. La prueba de fuego, especialmente cuando se trata de cantidades importantes es preguntarnos si nuestros donantes aprobarían nuestra decisión.
Por supuesto si están en un campo en el que se da dinero, tienen que mantener un escepticismo sano pues siempre hay gente que se aprovechan. Cada Conferencia se preocupa de cometer el error de dar a una persona que no lo necesita realmente, pero que tiene “cara dura”, una sensación de que se le debe algo o que simplemente carece de honradez absoluta para buscar dicha ayuda. Nos preocupamos aún más de cometer un error más grande de perder a gente que desesperadamente necesita de nuestra ayuda pero que, por amor propio, desconocimiento o por su incapacidad para hacer frente, no nos llaman. Esa es la razón por la que anunciamos nuestros servicios a nivel local y nacional y por la que también mantenemos contacto con trabajadores sociales, profesores, responsables del bienestar de la comunidad, MABS y otros que se encuentran en una posición de dirigirnos hacia ellos.
Todo esto me lleva a nuestro “ethos católico” – el cual siento se ha vuelto en los últimos años un ethos más cristiano.
Obviamente, el precepto cristiano básico de amar a su prójimo, es decir amar a todos, está en la base de todo lo que hacemos. Sin embargo, somos conscientes de que la caridad es un componente básico de todas las grandes religiones del mundo y los no-cristianos no están por lo tanto excluidos de afiliarse a la Sociedad de San Vicente de Paúl. Somos una organización laica en su estructura y su dirección y el presidente dice las oraciones al principio y al final de cada reunión como preparación psicológica para lo que sigue.
Mientras que tenemos oraciones con un propósito en las reuniones de nuestras Conferencias, no todos somos unos “santurrones”, sino una muestra de la población irlandesa, algunos yendo a Misa, otros no, y con mucha variación entremedias. Me colocaría en alguna parte en una tierra entre la fe y la esperanza, pero pienso que una iglesia relevante debería servir como una especie de toma de corriente, donde los individuos se conectan y se recargan antes de volver al mundo para seguir viviendo nuestro ideal cristiano.
Autor: David Lawlor.
Fuente: http://sssvpglobal.org
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