He aquí unas líneas sobre mi vocación misionera y sobre la misión en concreto, donde trabajo. La vocación misionera surgió en mí a los quince años y creció junto con la vocación de Hija de la Caridad, que pronto comprendí que iban de la mano o se identificaban, pero no obstante siempre soñé con la Misión Ad Gentes, que pedí varias veces y al fin, aquí estoy. Por supuesto los objetivos y las motivaciones han ido cambiando, pero el Señor me ha regalado siempre la ilusión y la alegría de pertenecerle y de poder anunciarlo en el lugar donde me encontraba porque ser misionera es tenerle y llevarlo a Él, como María llevó a Jesús a casa de Isabel para transmitir la alegría y la felicidad de la Salvación de Dios.
Los objetivos han ido cambiando. En la juventud soñaba con ir a cualquier lugar del mundo para anunciar a Jesucristo y en definitiva para “convertir a los infieles”, en el vocabulario de la época. Hoy, mi motivación y opción, como Hija de la Caridad (misionera Ad Gentes) no es tan ambiciosa, ni mucho menos; es estar al lado del que sufre, llegando y actuando en “la periferia”; sufrir y gozar con ellos y haciendo lo que se puede para aliviar tanta miseria y sufrimiento. Por supuesto, viendo que es una gota en el océano, con mucha oración y dejándome ayudar por mucha gente.
En el barrio “9 de noviembre” la mayoría de sus vecinos son evangélicos, pentecostales, adventista y testigos de Jehová; católicos hay 40 familias pero la mayoría no han hecho la Primera comunión y menos la Confirmación. Por supuesto: familias rotas, sin recursos, con ranchitos de chapa, sin trabajo estable y donde abunda la drogadicción, el alcohol, absentismo escolar y un sinfín de carencias inadmisibles en una Argentina tan rica en recursos Naturales; consecuencia de regímenes y gobernantes corruptos.
Mi trabajo se limita a la visita a domicilio, donde conozco de primera mano sus necesidades, y sus problemas. Con la ayuda de los proyectos de la Compañía, de España, su pequeña aportación, y la recaudación de una feria, proporcionamos los materiales de construcción para que vayan cambiando sus ranchitos por casas de ladrillo. Con el grupo de Jóvenes misioneros tenemos el apoyo escolar en el barrio y la catequesis de niños. El grupo de Señoras de AIC está ayudando en la feria y visita al barrio; resuelven problemas puntuales o colaboran en acciones concretas como en la misión del 11 de octubre, donde haremos visita a las familias con una catequesis misionera; repartiremos semillas para hacer huertas a 230 familias; se plantarán 40 árboles y se harán partidos y juegos con los niños, terminando el día con una Eucaristía (misa de campaña en el campo de deportes).
Por las tardes me ocupo de coordinar la catequesis parroquial de nuestro barrio de Villa Mitre (donde vivimos la Comunidad), y las reuniones de AIC, grupo misionero y grupo de Biblia de los padres del Colegio. Pide para que sea una santa misionera y por supuesto me vaya convenciendo cada día que una cosa es “ser” y otra es “hacer” y no está en hacer sino en SER.
Sor Constanza
Misionera española en Argentina
Fuente: http://filles-de-la-charite.org/
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