Quiero expresar, con brevedad, el sentir que la “Asociación Internacional de Caridades de San Vicente de Paúl” (AIC) de España tiene sobre la colaboración con y entre la Familia Vicenciana.
En primer lugar quiero partir de un presupuesto fundamental que siempre he tenido muy presente como vicenciana: todas las ramas procedemos de una misma raíz (Cristo); y esta raíz alimenta un árbol cuatro veces centenario que plantaron Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, dando como hermosos frutos nuestras queridas Asociaciones. Todas y cada una de ellas tienen como eje común y vertebrador el amor y el servicio a los pobres. Por eso, tenemos unas actitudes, unos sentimientos y unas opciones que nos hermanan y nos unifican.
De todos es sabido que la AIC es la primera obra de San Vicente de Paúl. Pero me atrevo a decir que la primera dificultad que encontramos es la falta de conocimiento de nuestra Asociación con respecto a otras. Todavía nos conocemos poco; nos cuesta relacionarnos como familia bien avenida; funcionamos como vecinos más o menos educados. Es necesario, para una buena colaboración, un acercamiento mayor en todos los aspectos. Puede ser que nos estemos contagiando de falta de audacia, creatividad y compromiso. Nosotras -la AIC- tenemos como lema, en nuestro Documento de Base, una frase de de San Vicente de Paúl muy conocida: “El amor es infinitamente inventivo”. Tal vez estemos corriendo el riesgo de que esta frase se quede en pura frase. Para una verdadera colaboración, tendremos que ser más inventivos todos los que componemos la Familia Vicenciana.
La AIC lleva soñando, desde hace mucho tiempo, varios y urgentes sueños que quiero reflejar aquí mismo: Que nuestra relación institucional, servicial, provincial personal… sea mucho más fuerte, fraterna y cercana.
Que todas las ramas de la Familia Vicenciana compartamos, sin fisuras, el mismo carisma, el mismo espíritu y las mismas inquietudes por el servicio y la promoción de los pobres.
Que todas las ramas tengamos momentos y espacios de encuentro para un mayor conocimiento y para una mejor formación específicamente vicenciana y de servicio al pobre. Es decir, que podamos elaborar algunos encuentros y cursillos conjuntamente.
Que en el Plan de Formación de los Paúles y de las Hijas de la Caridad se incluyan algunos cursillos sobre la AIC (historia, espiritualidad, voluntariado vicenciano, trabajo compartido, laicado…), para que haya más Padres y Hermanas bien formadas que puedan acompañarnos. Ni delante ni detrás, sino a nuestro lado.
Que en los Centros Educacionales, especialmente en los Colegios de los Paúles y de las Hijas de la Caridad, se dé a conocer nuestra Asociación tanto al alumnado como, sobre todo, a los padres y madres de los alumnos.
Que esta colaboración con la Familia Vicenciana sea para trabajar, codo con codo, en obras comunes. No sólo en obras puntuales, sino obras oficiales conjuntas, donde se pueda hacer realidad lo que llamamos “misión compartida”. Trabajemos juntos para compartir la buena noticia y dar vida a los pobres.
Rosa María Cenalmor
Presidenta Nacional de AIC-España
Fuente: Boletín Vicenciano de los Misioneros Paúles de Barcelona, Madrid y Salamanca, nº 2, julio de 2015.
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