“Evangelizados para evangelizar” es el lema de la ya cercana 4ª Asamblea General de JMV, que tendrá lugar en Salamanca (España), en Julio de 2015.

La presidenta de la Asociación, Jasmine Cajuste, escribió sobre este evento en el boletín de JMV, de febrero de 2015:

Con este lema, nos encaminamos como Asociación hacia la IV Asamblea General de JMV, que tendrá lugar en Salamanca (España) en julio del 2015.

El lema del año 2015 nos implica en una doble dinámica, simultánea y complementaria.

Es necesaria la experiencia de dejarse evangelizar, es decir, acoger la Palabra de Dios y permitir que oriente nuestros criterios bajo la acción del Espíritu Santo. “Evangelizados” podría sonar a pasividad. Sin embargo, la conversión, si bien es gracia, es también participación activa, porque nuestro Dios no se impone. Se queda en la puerta esperando que le abramos, para establecer su morada en nuestros corazones (Ap. 3, 20); llama e invita, pero acepta tanto el sí espontaneo de los discípulos, como la mirada triste del joven demasiado rico para vivir la radicalidad. Ser evangelizados requiere la apertura e iniciativa del cristiano que se deja interpelar por el encuentro con el otro, con el más desfavorecido, con los acontecimientos, para reconocer en todo ello la llamada del Señor, a amar porque uno ha sido amado primero. Quizás podríamos decir finalmente que ser evangelizados no es una obra hecha una vez por todas, sino un proceso que se renueva diariamente desde la oración, la escucha y el servicio. Sería bueno preguntarnos, si desde JMV hacemos diariamente esta experiencia de renuevo y de transformación que nos impulsa a salir al encuentro del otro.

Y para quienes experimentan este proceso evangelizador, surge naturalmente el deseo de compartir esta Buena Nueva con los demás. Por eso, nuestra transformación en Cristo nunca debe ser excusa, para una mirada satisfactoria sobre nosotros mismos y nuestras vidas personales, sino un impulso para difundir esta experiencia de encuentro que cambió nuestra vida. La evangelización es el centro de la misión de la Iglesia y de la vida cristiana. La fe es recibida para ser compartida. Y eso se vive en comunidad, como Iglesia. Uno va profundizando en el entendimiento y sentir del Evangelio, para que Cristo ilumine la vida de nuestras sociedades y llene de esperanza a quienes han dejado de creer en un mundo mejor.

Esta evangelización se hace de palabra y de obra. Por eso, desde la Familia Vicenciana, promovemos y realizamos obras y proyectos, que expresen este compromiso de Dios con los más desfavorecidos, sin dejar de anunciar explícitamente el mensaje de Cristo. En esta doble dinámica de anuncio y acción, se hace creíble el Evangelio y se manifiesta que es Cristo quien vive en nosotros.

“Los pobres nos evangelizan”. La certeza de esta convicción Vicenciana, es la que nos impulsa a salir al encuentro del otro para traerle un mensaje que nos ilumina y transforma. Seremos capaces de evangelizar en la medida en que nos dejemos evangelizar por Dios mediante la oración, las personas y los acontecimientos. ¡Feliz 2015 como evangelizados y evangelizadores!

Yasmine CAJUSTE
PRESIDENTA INTERNACIONAL JMV