La Compañía de las Hijas de la Caridad con unas 16.000 Hermanas al servicio de Cristo en los más pobres, en 94 países a lo largo de los cinco continentes, celebrará su Asamblea general en su Casa Madre de Paris, del 5 de mayo al 12 de junio de 2015.
El objetivo de esta Asamblea, como es habitual, es la de evaluar y promover la fidelidad al carisma y la vitalidad apostólica de toda la Compañía.
Una semana de retiro espiritual va a preparar la reflexión que se prolongará durante cinco semanas en torno al tema: “La audacia de la Caridad para un nuevo impulso misionero”. Los miembros de la Asamblea intentarán buscar juntas cómo responder mejor a las llamadas de los que sufren el escándalo de la pobreza y de las esclavitudes modernas: refugiados, emigrantes, marginados, víctimas de la trata…en fidelidad a la Iglesia y a su carisma.
En el transcurso de esta Asamblea tendrá lugar la elección de la Superiora general y de su Consejo, responsable de la animación espiritual de la Compañía de las Hijas de la Caridad y de la coordinación de los esfuerzos misioneros entre las diferentes Provincias.
Este acontecimiento internacional es también la ocasión para profundizar en el mensaje de los Fundadores, san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac, para vivir el presente con audacia, para definir orientaciones con miras a responder a los desafíos misioneros y espirituales de hoy y entrar en el futuro con alegría y confianza.
Asambleas en la Compañía
El 27 de agosto de 1660, un mes antes de morir San Vicente y seis meses después de la muerte de Santa Luisa, se celebró en París la que se podría considerar la primera “Asamblea” de la Compañía, convocada por San Vicente para elegir a las “Ofícialas”, oficios equivalentes a los de Consejeras. Una Asamblea muy especial, ciertamente, si la valoramos desde lo que hoy se entiende por Asamblea. Sin embargo, parecería que la Compañía considera aquella “Asamblea” como el núcleo que se ha ido desplegando hasta lo que incluyen las Constituciones y Estatutos actuales sobre las Asambleas.
Las Asambleas se celebran cada seis años (cf. C. 87 b). Es el espacio de tiempo que la Compañía estima conveniente para renovar los cargos del gobierno general, y para reflexionar sobre la repercusión que los cambios profundos y acelerados de esta época ejercen en la vivencia del carisma y en su misión de servicio a los pobres.
La fidelidad al carisma y la vitalidad de la misión apostólica de la Compañía están confiadas a todas las Hermanas. Las Asambleas son un tiempo privilegiado para ejercer esa corresponsabilidad. Es entonces cuando superan el pequeño círculo de su comunidad y servicio para sintonizar con las inquietudes de toda la Compañía, para sentirse miembros activos y solidarios de ese cuerpo, para vivenciar la pertenencia a la Compañía y su carácter internacional.
Las Asambleas son un instrumento al servicio de la acción renovadora del Espíritu Santo. Esto requiere en las Hermanas las actitudes de conversión, de oración, de diálogo y apertura, de participación, de libertad. Las Asambleas hay que sentirlas como el paso del Señor, como un tiempo de gracia que genera esperanza y reanima y oxigena por dentro a la Compañía.
P. Javier Alvarez, C.M. (Eco Septiembre-Octubre, 2006)
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