En la fiesta de Santa Teresa de Jesús, el día 15 de octubre de 1965, ponía pie en Madagascar el primer grupo de Misioneros paúles de la Provincia de Madrid , para hacerse cargo de ese pequeño territorio llamado el Androy en el extremo sur de la Gran Isla o
Isla Roja, como también es conocida por el color rojo fuerte que presenta la tierra en grandes zonas de su geografía. En el extremo sur que bordea el océano Indico se sitúan los famosos cabos : Santa María y Faux Cap, así como las bahías de Lavanono y Soamanitra. En total, la cornisa que bordea el océano Indico se extiende a lo largo de casi 200 km. A pesar de esa cercanía al mar, la etnia “antandroy” no son pescadores, sino pastores de bueyes, cabras y ovejas, principalmente.
Tanto el primer grupo, como los misioneros que fueron incorporándose hasta completar los 21 españoles que han ejercido allí su actividad, iban enviados como compromiso misionero de la Provincia de Madrid, entonces todavía una sola (la que históricamente conocemos como antigua Provincia de Madrid). Se hicieron contratos tanto con la Diócesis de Fort Dauphin (65.000 kilómetros cuadrados), a cuya parte sur-oeste pertenece el Androy, como con la Provincia Lazarista (denominación de los paúles allí). Después de la división de la Provincia de Madrid, los misioneros no nos hemos sentido nunca desgajados, y las Provincias resultantes de la división tampoco nos han dejado solos y aparte; siempre hemos sentido su solidaridad y la unión en la tarea misionera, aunque la Provincia de Madrid haya sustentado la providencia más visible y jurídica con los misioneros y sus trabajos en el Androy.
En efecto, a la llamada misionera en tiempos del Concilio Vaticano II, canalizada por la Curia General de entonces para echar una mano a la tarea de los paúles franceses en Madagascar, respondieron varias Provincias de Europa: talia, España, Polonia, Bélgica, Eslovenia y también de EE. UU, Argentina y México. Dada la estructura regional de Madagascar, aún muy vinculada a las etnias (hay 19 etnias) muy diversas en cuanto a dialectos y costumbres, la solución que se impuso fue la de asignar un territorio especifico con su etnia a los diferentes grupos de misioneros. Así, en todos los contratos de las Provincias de origen con la de acogida había una cláusula que contemplaba el “no traslado” de un misionero a otra zona distinta de la asignada, a excepción de servicios comunes, para los cuales cualquiera podía ser llamado tanto por el Obispo como por el Visitador.
En el plan de inicio y según las conversaciones del P. Julian Tobar, delegado “in situ” en el año 1964 para preparar la incorporación de los misioneros, el territorio asignado a los paúles españoles no era el Androy, sino Farafangana en la costa este, su zona de Vangaindrano. Pero, a última hora, por razones que sería prolijo relatar aquí, el destino de los misioneros españoles fue el Androy. Tópicos de la época, y que aún circulan hasta hoy en las otras zonas de la gran Isla, son su pobreza crónica, la bravura de sus gentes y su lealtad: todavía son reputados los “antandroy” como guardianes y domésticos insobornables. La escasez de recursos y las hambrunas periódicas, junto con su audacia, les han dispuesto a ser un pueblo de goteo migratorio. Pero la táctica pastoral, emprendida por los misioneros desde el principio, ha conseguido que ese goteo migratorio no sea únicamente para ser guardianes o domésticos en las urbes más pobladas y pudientes del norte.
En los primeros años se sembraron de “escuelas-capilla” los poblados rurales de los seis distritos en que se vio conveniente planificar el territorio confiado. Para una mayor eficiencia buscamos catequistas y maestros ya formados en las zonas del centro evangelizadas de antaño por los Jesuitas, y se creó la Escuela de Formación polivalente en Beraketa para vigorizar la formación de líderes laicos.
Bajo el dilatado servicio episcopal de Mons. Zevaco (1969-2004 ) se siguió la planificación pastoral diocesana con insistencia en las vocaciones, la catequesis y la implicación de los laicos en la tarea de las comunidades cristianas que se iban multiplicando y desarrollando. La acción a través de las escuelas, complementada por los internados, ha sido decisiva para la transformación de la zona en estos frentes:
- Preparación para una migración mejor dotada y que, en su mayoría, han llevado consigo la fe y en muchos casos son líderes en la zona de Durante muchos años ha sido un continuo comenzar de nuevo, pues era como constatar que, a través de la formación y la evangelización, disponíamos personas clientes para la emigración. Pero a este propósito, hemos recibido muy buenas informaciones de los agentes pastorales de las lejanas zonas de acogida, que nos reconfortaban viendo que nuestro trabajo no era estéril.
- El acceso al Seminario, con resultados bastante positivos de los que llegaron a culmiY de los que se han quedado por el camino, un cierto número ha logrado puestos importantes y siguen comprometidos con los valores cristianos.
- Para engrosar las diferentes asociaciones de niños y jóvenes en una vivencia más adecuada de la identidad cristiana.
- El acceso de personas más formadas y responsables a los comités de las pequeñas
- El paso a la formación superior de muchos niños y niñas de ámbito rural gracias a los Colegios que han ido surgiendo en cada Aunque, en la actualidad, casi todos están regentados por las Hijas de la Caridad y los Hnos. del Sagrado Corazón, en su origen y desvelos todos fueron obra de promoción optada por los misioneros con muchos esfuerzos y buscando medios en múltiples frentes.
Pero junto a todo este trabajo de siembra realizado por los misioneros y colaboradores, especialmente las Hijas de la Caridad, con el aporte espiritual y económico valiosísimo por parte de la Provincia de Madrid y, junto a ella, las de Salamanca y Zaragoza, y tantas personas misioneras impulsadas por el secretariado COVIDE-AMVE, hay que señalar los cambios y devenires de la sociedad malgache tanto a nivel nacional como regional en todo este largo período.
A grandes rasgos, de 1971 a 2013 todos los Presidentes que se han sucedido al frente de la Nación han tenido que dejar su silla por movimientos de protesta popular o por intervención violenta de las fuerzas militares. A pesar de todo, se han ido haciendo camino reformas administrativas y territoriales que van acercando al pueblo ventajas sociales y de desarrollo. No se pasa fácilmente ni en poco tiempo de una configuración tribal a una planificación democrática.
En el Androy, el trabajo misionero realizado durante muchos años en medio de la gente de las zonas más marginadas, ha ayudado mucho para que los valores del Evangelio, que hacen viable las bases de una democracia, tengan presencia en muchos corazones. El egoísmo, el caciquismo, la ignorancia son bagaje común en la trayectoria de todas las sociedades. En los pueblos impregnados por el “animismo”, la dependencia de miedos, de costumbres y tabúes imprime una rémora añadida a la tarea.
En este año 2015, se inaugurará la Residencia de los misioneros paúles en Ambovombe. Está previsto que ella sea el eje de acción misionera de la Congregación de la Misión en el Androy para el futuro. Este futuro ya viene preparándose desde que, en el año 2001, todos los misioneros del Androy se incorporaron a la Provincia canónica de Madagascar. Se han ido formando equipos misioneros en varios distritos con los paúles nativos. Con la venida, en 2005, del nuevo obispo, Mons. Rakotozafy Vincent, oriundo de la zona Centro, hubo que contrastar visiones pastorales un tanto diferentes. Como el número de misioneros españoles iba disminuyendo y la tarea crecía, en 2010 se acordó con el señor obispo que el clero diocesano se hiciera cargo del distrito de Beloha, el más extenso (6.000 kilómetros cuadrados), aunque no el más poblado en habitantes.
En la actualidad, nos están encomendados 5 distritos: Ambovombe (que en lo civil tiene el rango de capital de Región, algo parecido a lo que en España es una Región autónoma), Tsihombe, Antanimora, Beraketa y Bekily. La labor es todavía inmensa y necesita al máximo de las fuerzas que Dios nos dé a los misioneros aún en activo en esta querida Misión. Por eso, en esta nueva andadura que la Congregación de la Misión emprende en España con la reconfiguración, nuestro mensaje, con esta pequeña información, es el de reforzar nuestros vínculos de Misión con lo vivido desde su inicio. El Androy sigue siendo tierra de Misión “ad gentes”, con la gratificación de una evangelización ya avanzada y que necesita consolidarse.
Para algunos datos más ilustrativos me parece oportuno dar esquemáticamente lo que podríamos llamar situación actual:
- Distritos confiados : 5, con 000 kilómetros cuadrados de extensión y 550.000 habitantes.
- Lo atiende una comunidad de paúles formada por 15 miembros (13 sacerdotes y 2 hermanos, de los cuales, 6 son españoles y 9 malgaches).
- Vocaciones de la zona: 12 sacerdotes diocesanos, 8 sacerdotes paúles, 4 Hijas de la También hay vocaciones de otras Congregaciones, aunque en número más reducido.
- Comunidades cristianas en la zona rural: 87, con unos 000 bautizados y un gran número de catecúmenos.
- Escuelas rurales atendidas: 57, con unos 800 niños. Colegios: 7, con unos 5.000 alumnos.
- Comunidades de Hijas de la Caridad: 6, con 38 Hermanas nativas y una española.
Esta es la tarea hermosa que nos confía el Señor. Le pedimos sus fuerzas y luces para los de aquí y los de allí.
Fuente: Boletín Vicenciano, Paúles de Barcelona, Madrid y Salamanca, número 1, marzo de 2015.
Autor: FERMÍN MAROTO, C. M.
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