Roma, 15 de agosto 2014
Queridos miembros de la Familia Vicentina,
Feliz fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen
Desde mi última circular que dirigí a todas las ramas de nuestra Familia hace pocos días, han sucedido muchos acontecimientos que me exigen escribirles de nuevo; no quiero dejar pasar el llamado a una profunda reflexión y oración que se nos hace.
Desde hace meses, hemos escuchado al Papa Francisco hablándonos de su preocupación y tristeza por la realidad especifica de los cristianos perseguidos en Irak y por otras situaciones de hambre, sequías, guerras y enfermedades que en muchas partes del mundo, están sufriendo siempre los más pobres.
Hace unos días, también recibí una carta de Michael Thio, Presidente Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl, donde me cuenta que parte de estos cristianos perseguidos en Irak, se encuentran muchos que hacen parte de Conferencias en ese país. Esto, nos hace, aún más, cercanos a la situación.
El domingo 10 de agosto en el Angelus, el Papa Francisco nos insistía: “nos dejan pasmados y consternados las noticias que llegan de Irak: miles de personas, entre ellos tantos cristianos, expulsados de sus hogares de una manera brutal; niños que mueren de sed y de hambre durante la fuga; mujeres secuestradas; personas masacradas; violencias de todo tipo; destrucción por todas partes, de casas, de patrimonios religiosos, históricos y culturales. ¡Todo esto ofende gravemente a Dios y a la humanidad.
¡No se odia en nombre de Dios! ¡No se hace la guerra en nombre de Dios!”.
Quiero invitarlos, que como Familia Vicentina, no dejemos pasar por alto el llamado que nos hace la Iglesia y los pobres, de manera concreta en Irak, a unirnos a esta causa. Hace poco en un informe del Pontificio Consejo Cor Unum, se ha señalado que desde el mes de junio se están realizando programas de asistencia humanitaria para los refugiados de Irak. Por lo tanto, si nuestra contribución puede ser material, hagámoslo a través de la Caritas Nacional con las Conferencias Episcopales.
Pero sobre todo, quiero hacer un llamado a todas las ramas a nivel nacional, regional o local para que organicemos una jornada de Oración (y ayuno) de manera creativa, para el día 22 de agosto, que celebramos la fiesta de Santa María Virgen Reina.
Oremos, como lo ha dicho el Papa, “juntos al Dios de la paz, por intercesión de la Virgen María: Dona la paz, Señor, a nuestros días, y haz que seamos constructores de justicia y de paz. ¡Reina de la paz, ruega por nosotros!”.
Su hermano en San Vicente,
G. Gregory Gay, C.M.
Superior General
La verdad es una situación dolorosa, que llena nuestros corazones de tristeza.
Yo me uno a esta Jornada de Oración!
Estoy segura que el Amor de Dios y nuestro espíritu Vicentino tendrán la Victoria!
Dios bendiga y cuide de nuestros hermanos.