El IV Encuentro de Formación de Formadores se inició oficialmente el día 17 de febrero tras la llegada cohermanos procedentes de distintos países de Latinoamérica.
El día se inicia como de costumbre con la Eucaristía integrada con laudes presidida en el día de hoy por el P. José Jair Vélez, Secretario Ejecutivo de CLAPVI. Pasado el desayuno, el P. José Antonio González, anfitrión y rector del Seminario Mayor Villa Paúl, nos dio la bienvenida e indicó las debidas instrucciones para tener en cuenta a lo largo de este encuentro. Luego nos dispusimos a escuchar la ponencia del día.
El ponente, Juan Alberto Casa Ramírez, magister y profesor en teología de la Javeriana. La ponencia, “El camino del acompañamiento desde el relato del Emaús” (Lc 24, 13-35).
Juan Alberto inicia su charla invitándonos a leer el pasaje bíblico en Lucas. Para entender un poco de lo que se trata, nos amplía un poco el contexto literario e histórico del texto a través de una vista panorámica; recordando también que no incluye solamente el Evangelio sino también los Hechos de los Apóstoles. Luego de compartir este marco central, nos introdujo de lleno a Emaús mediante el siguiente desarrollo narrativo:
a. Dos discípulos van de Jerusalén a Emaús (24,13-14): a unos 11 km. de distancia, aparentemente van huyendo de la comunidad, son víctimas. En esta parte no sabemos de quienes se trata, más adelante podremos intuir quienes podrían ser.
b. Jesús sale al encuentro de los discípulos (24,14-15): en medio de su discusión, el mismo Jesús se les acercó y siguió con ellos. Esto lo único que demuestra es que no puede haber acompañamiento sin cercanía, sin caminar juntos, sin escuchar a la gente antes de hacer cualquier pregunta; nada comienza enseñando, todo comienza aprendiendo; A pesar de su origen humilde, ellos conocen la realidad y son capaces de analizar; Lucas, el médico, es consciente de ellos y escribió su relato.
c. Los ojos de los discípulos están impedidos para reconocerlo (24, 15-24): Cuando se está en una situación de dificultad somos incapaces de ver la solución que está delante de nosotros. En el pasaje se menciona a Cleofás. En Juan se menciona que María era esposa de Cleofás, podemos decir entonces que estos dos discípulos era esta pareja de esposos. La respuesta de ellos da a entender que conocieron muy bien a Jesús y que conocen
Juan Alberto Casas, ponente de hoy también el kerigma pero que les falta algo más; por datos ellos ya deberían creer, pero les sigue faltando algo, a pesar que Jesús les explica las escrituras ellos siguen con los ojos cerrados.
d. Lo reconocen (24,28-31a): al decir quédate con nosotros, estas víctimas se están convirtiendo en agentes de restauración. Sus ojos son abiertos sólo cuando Jesús parte el pan. “Sólo la acción abre los ojos y transforma”. La teoría solamente “calienta el corazón”.
e. Jesús desaparece de su lado (24,31c): Jesús tiene el coraje de desaparecer; su presencia física ya no es necesaria; ahora permanece dentro de ellos ya que ellos continuarán su misión; ellos comenzarán a hacer historia abriendo los ojos de otras gentes y dando esperanza.
f. Los discípulos regresan a Jerusalén (24,32-35): la experiencia fue tan grande que regresan a Jerusalén. Ya tienen lo que les faltaba, ya tienen la experiencia del Señor. Sólo puede haber transformación cuando se comparte la experiencia de encuentro con el resucitado en comunidad y se crea esperanza.
Posteriormente y como trabajo de la tarde, el profesor Casas siguiendo un poco la “pedagogía de Jesús”, nos invita a que reflexionemos, primero personalmente y luego en grupo, sobre las siguientes preguntas:¿Caminamos realmente al ritmo de nuestras comunidades?
- ¿Nos interesamos realmente por las realidades de nuestras comunidades?
- ¿Nosotros abrimos espacios para escuchar las historias de nuestras comunidades?
- ¿Ayudamos a confrontar y discernir la realidad de nuestras comunidades a la luz del proyecto de Jesús?
- ¿Somos constructores del proyecto de Jesús, el Reinado de Dios?
- ¿Ayudamos a descubrir la presencia de Jesús a través de la comunión?
- ¿Damos sentido a la vida y ardor en el corazón de nuestras comunidades?
- ¿Construimos comunidad al estilo de Jesús?
Ya para finalizar su intervención nos deja una reflexión personal de lo que a su parecer significa el camino de vida cristiana: “El camino de vida cristiana no es ir al lado simplemente acompañando, ni ir delante mostrando la ruta, mucho menos ir detrás empujando, tampoco es gritar desde la meta, con los brazos cruzados y mucho menos indicar el camino sin dar un solo paso.
De lo que se trata es de caminar juntos, de escuchar y ser escuchado, comprender y ser comprendido, perdonar y ser perdonado, ayudar y ser ayudado, amar y ser amado; permitirse tropezar, caer, perder; exigirse levantar, extender la mano y retomar la jornada; dejarse guiar, cargar y sanar”. Luego de la merienda nos reunimos nuevamente para desarrollar de manera personal los cuestionamientos sugeridos por el ponente.
Llegado el medio día pasamos a manteles a degustar un suculento almuerzo, para después aceptar la invitación de los estudiantes del seminario a recrearnos con prácticas deportivas.
Al finalizar la tarde nos reuniremos nuevamente en plenaria para socializar el trabajo realizado en la mañana, celebrar vísperas y prepararnos, con el descanso, para la jornada del día de mañana.
Tomado de: web de la Congregación de la Misión, provincia de Salamanca
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