Novena de Navidad 2024: Camino Sinodal en Esperanza – Día 1

por | Dic 16, 2024 | Espiritualidad y práctica espiritual, Formación | 0 Comentarios

Introducción:

El Adviento y la Navidad son momentos propicios, íntimos y reveladores de nuestra fe. En estos tiempos descubrimos la grandeza de Dios manifestada en lo pequeño, en lo pobre, en lo sencillo.

Es en medio de una familia donde Dios pone la gran señal de su alianza, no necesariamente en los palacios construidos para los poderosos, sino en el hogar preparado para los que no ocupan un puesto importante en la mesa donde se sientan a banquetear los que oprimen y marginan.

Para la Iglesia, estos tiempos son desafiantes. Parece que las olas estremecen con mucha fuerza contra la barca de San Pedro, pero existe la plena conciencia de que Jesús está en ella, que con ternura sigue acompañando los avatares de la existencia humana. El Papa ha tenido a bien hablarnos en el año que se aproxima a la luz de dos realidades: 1. No es posible avanzar en el mundo de manera egoísta e independiente; todos debemos reconocer la necesidad de caminar juntos. 2. Ese camino que emprendemos en comunidad no es un sinsentido; no caminamos hacia el abismo, caminamos con la cabeza erguida porque sabemos que nuestro futuro está lleno de una esperanza renovadora en Cristo Jesús.

Con estas motivaciones y esta peculiar invitación a vivir la Navidad en sintonía con el sínodo y con el año jubilar de la esperanza, que en comunidad podamos vivir una feliz Navidad y un bendecido 2025.

P. Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Misionero Vicentino

Oración:

Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno a él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado; suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Se reza tres veces Gloria al Padre.

Oración a la Virgen María:

Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma, y la de todos los que en este tiempo hicieran esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con la que aguardaste para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

Se reza tres veces el Avemaría.

Oración a san José:

¡Oh Santísimo José!, esposo de María y padre adoptivo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, me abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

Padre nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre…

Oración al niño Jesús:

Acuérdate ¡oh dulcísimo Niño Jesús! que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento y por ella a todos tus devotos estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en ti, ¡oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos de tu encarnación y de tu infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.

PRIMER DÍA

El llamado a caminar juntos

  • Signo:

Organizar una pequeña procesión o caminar juntos como familia o comunidad, mientras se ora por la unidad y se ofrece una intención especial. Al final del recorrido, colocar una imagen de Jesús en el centro del espacio.

  • Texto bíblico:

“Así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos tienen la misma función, así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está al servicio de los otros. Así pues, tenemos diferentes dones, según la gracia que se nos ha dado: si el don es de profecía, úsese según la medida de la fe; si es de servicio, en servir; el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que practica la misericordia, con alegría” (Romanos 12, 4-8).

  • Reflexión:

La sinodalidad es el caminar juntos de los cristianos con Cristo y hacia el Reino de Dios, en unión con toda la humanidad; orientada a la misión, implica reunirse en asamblea en los diferentes niveles de la vida eclesial, la escucha recíproca, el diálogo, el discernimiento comunitario, llegar a un consenso como expresión de la presencia de Cristo en el Espíritu, y la toma de decisiones en una corresponsabilidad diferenciada. En esta línea entendemos mejor lo que significa que la sinodalidad sea una dimensión constitutiva de la Iglesia. En términos simples y sintéticos, podemos decir que la sinodalidad es un camino de renovación espiritual y de reforma estructural para hacer a la Iglesia más participativa y misionera, es decir, para hacerla más capaz de caminar con cada hombre y mujer irradiando la luz de Cristo» (cfr: n. 28 Documento Conclusivo del Sínodo de la Sinodalidad).

Al nacer, Jesús eligió hacerse cercano, caminar junto a la humanidad como Dios con nosotros. Esta es la esencia de la sinodalidad: una Iglesia que camina unida, respetando la diversidad de sus miembros y escuchando al Espíritu Santo. La Navidad nos invita a redescubrir este caminar juntos como familia, comunidad y pueblo de Dios.

Preguntas:

  • ¿Qué significa para nuestra comunidad «caminar juntos»?
  • ¿Qué actitudes necesitamos para escuchar y acompañar a los demás?

Orientación práctica: Realizar un gesto simbólico de caminar juntos en familia o comunidad mientras se medita una oración por la unidad.

Gozos navideños:

Dulce Jesús mío, mi niño adorado
¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

¡Oh, Sapiencia suma del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro!

¡Oh, Divino Niño, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!

¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos!

¡Ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte el brazo!

¡Oh, raíz sagrada de Jesé que en lo alto
presenta al orbe tu fragante nardo!

Dulcísimo Niño que has sido llamado
Lirio de los valles, Bella flor del campo.

¡Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas de regio palacio!

¡Sácanos. Oh Niño con tu blanca mano,
de la cárcel triste que labró el pecado!

¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos!

Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios.

¡Espejo sin mancha, santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano!

¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado
y en forma de niño, da al mísero amparo!

¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
De Israel anhelo Pastor del rebaño!

¡Niño que apacientas con suave cayado
ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto
bienhechor rocío como riego santo!

¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado!
¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor del campo!

¡Ven, que ya María previene sus brazos,
do su niño vean, en tiempo cercanos!

¡Ven, que ya José, con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario!

¡Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado!

¡Vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo, mi divino hermano!

¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados!
¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos!

¡Prosternado en tierra, te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases, te dice mi llanto!

¡Ven Salvador nuestro por quien suspiramos
Ven a nuestras almas, Ven, no tardes tanto!

Descarga la Novena de Navidad completa pulsando sobre la siguiente imagen:

Fuente: https://www.corazondepaul.org/

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