Es probable que, aunque la mayoría de los miembros se unen a la Sociedad de San Vicente de Paúl en respuesta a una llamada del Espíritu Santo, todavía no entiendan plenamente la Sociedad como una vocación. Y aunque no hacemos votos solemnes como los miembros del clero o de las órdenes religiosas, cada miembro activo y asociado «acepta la Regla y los Estatutos de la Sociedad» [Regla, parte III, Art. 3]. Es esta aceptación de la Regla lo que nos lleva a una mayor conciencia de nuestra vocación, y lo que nos une como una verdadera comunidad de fe.
Con este espíritu se escribió la primera Regla: para exponer los principios y prácticas que habían sido discernidos, para que pudieran continuar, para que pudiera «saber lo que el cielo requería de ella, que juzgara lo que podía hacer por lo que había hecho» [Regla de 1835]. La Regla, que recoge nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra espiritualidad, nos permite a cada uno de nosotros adquirir esta misma comprensión.
Redactada originalmente en 1835, dos años después de la fundación de la primera Conferencia de la Caridad, la Regla fue ampliada en 1839, 1850 y 1856 para incluir disposiciones relativas a la organización de consejos locales y nacionales, así como de un consejo general, aún en evolución. Desde entonces hasta 1967, esta Regla original permaneció prácticamente inalterada. La interpretación y comprensión de la Regla se llevó a cabo a través de Notas Explicativas, Comentarios y Cartas Circulares a lo largo de los años.
Tras el Concilio Vaticano II, la Sociedad emprendió durante siete años la tarea de revisar la Regla, incorporando un lenguaje más moderno e integrando formalmente algunas tradiciones que se habían desarrollado con el tiempo, como la incorporacióin de las mujeres como miembros. Adoptada en 1975, esta nueva versión de la Regla se dividía en tres partes: I. Principios básicos, II. Unidades organizativas y III. El Consejo General. Cada Consejo Nacional debía elaborar sus propias normas de aplicación de la Parte II, principalmente a través de los Comentarios Nacionales. Así pues, las Partes I y III explicaban quiénes somos, qué hacemos y por qué lo hacemos, mientras que la Parte II se ocupaba del cómo.
La única otra revisión importante de la Regla tuvo lugar en 2003. Con esta actualización, el orden de las tres partes cambió a su forma actual, con los reglamentos del Consejo Nacional pasando a la Parte III para reflejar adecuadamente el orden de precedencia de la Regla. Dado que nuestros reglamentos nacionales sólo existen para explicar cómo aplicaremos la Norma, no pueden entrar en conflicto con las dos primeras partes. Si así fuera, la Parte I siempre tiene prioridad, garantizando así la unidad mundial de la Sociedad.
Al aceptar la Regla, nos comprometemos a leerla y comprenderla, a comentarla entre nosotros y a esforzarnos al máximo por vivirla, individual y colectivamente. Después de todo, no se puede ser vicentino sin otros vicentinos, y es nuestra Regla la que nos une a «una verdadera y única Comunidad mundial de amigos vicentinos» [Regla, Parte I, 3.3].
Contemplar
¿Cuándo fue la última vez que leí la Regla a solas o con mi Conferencia?
Por Timothy Williams
Director Senior de Formación y Desarrollo de Liderazgo
Sociedad de San Vicente de Paúl USA.
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