Alimento para el alma: La danza divina

por | Ago 12, 2024 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

CUANDO DIOS LE RÍE AL ALMA Y EL ALMA LE RESPONDE CON SU RISA A DIOS, SE ENGENDRAN LAS PERSONAS DE LA TRINIDAD. CUANDO EL PADRE LE RÍE AL HIJO Y EL HIJO LE RESPONDE RIENDO AL PADRE, ESA RISA CAUSA PLACER, ESE PLACER CAUSA ALEGRÍA, ESA ALEGRÍA ENGENDRA AMOR Y ESE AMOR ES EL ESPÍRITU SANTO.

MEISTER ECKHART

Es bien conocida la historia de san Agustín cuando reflexionaba sobre el misterio de esa confusa verdad teológica que es la Trinidad. Mientras estaba atrapado en la frustración del bloqueo del escritor, se tomó un descanso paseando por la costa en un día cálido y soleado. Mientras las olas espumosas se movían en sus patrones rítmicos, las actividades de un niño pequeño llamaron su atención. El niño corría de un lado a otro, entre el mar y un pequeño agujero en el suelo. Estaba claro que tramaba algo.

«¿Qué haces ahí?», gritó Agustín por encima de las olas. El niño levantó la concha grande y colorida que utilizaba para contener el agua que estaba recogiendo. «Intento meter ese gran océano en este pequeño agujero», gritó, señalando con firmeza su obra en la arena. Agustín sonrió, encantado por la inocencia del niño. Luego se arrodilló junto al pequeño agujero, viéndole derramar de su concha unas míseras gotas.

El obispo de Hipona le comunicó con suavidad la situación, girando los hombros del niño para que mirara al mar. Luego extendió los brazos: «¡Nunca cabría este gran y magnífico océano en ese diminuto agujero!». El niño no se inmutó, pero respondió rápidamente: «Tampoco podrás hacer caber la Trinidad en tu mente». Y en un instante, el niño desapareció.

Esta historia encierra tanto belleza como frustración. Si uno de los grandes santos de la Iglesia no puede entender la Trinidad, ¿qué esperanza tenemos nosotros? Al mismo tiempo, hay una belleza inagotable en la idea de que esta relación dentro del Dios Tres-pero-Uno está siempre en movimiento y se renueva constantemente. La Trinidad es la revelación profunda de que el propio ser de Dios es amoroso y compartido. San Juan de la Cruz, uno de los grandes místicos del cristianismo, escribe poéticamente sobre la misteriosa y significativa relación entre el Amante y el Amado como otra expresión de la Trinidad. Este movimiento es a la vez grácil y lleno de gracia. Es una danza dinámica.

El concepto de Hermanamiento llega al corazón del compromiso vicentino con la opción preferencial por los pobres. El espíritu de generosidad que impregna este aspecto de la Sociedad de San Vicente de Paúl es un compromiso práctico con este ideal. El compartir recursos financieros es sólo una forma de esta relación profunda y única.

Estas relaciones se fomentan y profundizan a través de una amistad genuina y un espíritu de oración compartida. Al igual que la Trinidad, el compromiso con la práctica del hermanamiento puede ser también un lugar de profunda revelación de la naturaleza divina de la comunidad.

La reveladora verdad de la Trinidad es que Dios no desea estar solo ni separado de los demás. El amor no puede existir aislado. Del mismo modo, como estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, nuestros impulsos más profundos nos atraen hacia la comunidad y las relaciones con otras personas.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

  • ¿Cómo resuena en ti el misterio de la Trinidad?
  • ¿Cómo te conducen tus relaciones a una relación más profunda con Dios?

De: Firewood for the soul, vol. 2, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill y James Hodge.

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