Entrevista con el P. Manuel Ginete, C.M., sacerdote de la Congregación de la Misión y miembro de la Comisión de la Alianza Famvin con los sin hogar (FHA). El P. Ginete trabajó anteriormente en la Oficina de la Familia Vicenciana en Roma (2004-2010), y en África con Solidaridad con Sudán del Sur, dedicada a ayudar a los más necesitados de dicho país (2011-2019).
1. ¿Qué le impulsa a asistir a la reunión de noviembre de 2024?
Soy un firme defensor de la Familia Vicenciana y de su potencial para realizar proyectos de suma importancia en favor de los pobres y los marginados.
Y ¿por qué recomendaría participar?
El ámbito internacional de la Familia Vicenciana es su rasgo más distintivo, y tenemos que examinarlo y aprovecharlo todo lo que podamos. Por eso espero con impaciencia el Encuentro de la Familia Vicenciana en noviembre.
2. ¿Por qué es importante caminar juntos como Familia Vicenciana?
Las organizaciones miembros de la Familia Vicenciana han tenido el privilegio de compartir el carisma de San Vicente de Paúl. Es un carisma con muchas facetas y que puede implicar a muchas personas, organizaciones y entidades. La Familia Vicenciana es una institución singular en la Iglesia universal, que se centra en hacer algo concreto, realizable y efectivo en favor de los pobres.
3. Cuando piensa en la palabra sinodalidad, ¿qué imagen le viene a la mente?
La Familia Vicenciana practica desde hace tiempo la sinodalidad, en el sentido de iniciativas de colaboración, escuchándose y aprendiendo unos de otros, especialmente de los pobres mismos. En torno a la mesa de la Familia Vicenciana nos apreciamos unos a otros, nos sentimos motivados e inspirados por el trabajo de los demás y buscamos estar profundamente enraizados en el espíritu y los valores de Vicente.
Este artículo es parte de una serie. “El corazón de un vicenciano – Próximamente en noviembre de 2024”
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