Jesús, por ser débil, es fuerte.  Seguirle quiere decir romper esquemas de forma de él mientras se afirma:  «Cuando soy débil, entonces soy fuerte». 

Los de la tierra de Jesús no tienen duda de que es un maestro sabio que hace milagros. Mas una cosa de él los escandaliza: es uno de ellos. Lo conocen ellos por carpintero. Conocen también a la madre y a los hermanos de él. Al parecer de ellos, por lo tanto, lo que él enseña o hace no puede venir de Dios. Pues no captan que Dios elige, para realizar sus planes, a los débiles, los pequeños, los que poco valen. Es decir, los paisanos de Jesús no logran aún romper esquemas.

No pueden ir más allá de sus modos de pensar; es por eso que no se pueden abrir a él. Y los cristianos nos podemos encerrar también en lo acostumbrado en nuestras comunidades cristianas. Por lo tanto, se nos cuenta el rechazo a Jesús para que se nos advierta. Pues, sí, lo pueden rechazar cuantos creen conocerlo mejor.

¿No nos toca aún romper esquemas también? ¿No decimos autocomplacientes: «Siempre se ha hecho así»? Es de esperar que repensemos audaces los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos de anunciar la Buena Nueva (EG 33). Pues nos podemos obsesionar tanto por transmitir muchas doctrinas e insistir en elllas que no veamos lo más esencial (EG 35).

Al fin y al cabo, el que más cuenta es Jesús, el amor y la compasión de Dios hechos carne. Y predicamos mejor la Buena Nueva que es Jesús al hacerse carne él, su amor, su compasión, en nosotros. En nuestras comunidades. Se le conocerá a Jesús por nuestro amor. Por tal amor también se nos conocerá a nosotros discípulos suyos. Y vivos por su muerte (SV.ES I:320). Pues nos nutre él con su cuerpo y sangre, para que, al compartir su vida, podamos nutrir también a los demás.

Señor Jesús, ayúdanos a romper esquemas y a no ser al igual que los caracoles que se encierran en su concha (SV.ES XI:397). Enséñanos, para que captemos que, en tu reino, los límites se amplían cada vez más, y los pobres son bienaventurados, la paz es el principio de convivencia, los limpios de corazón ven, los que lloran se consuelan, y todos somos hermanos y hermanas (Pablo VI).

7 Julio 2024
14º Domingo de T.O. (B)
Ez 2, 2-5; 2 Cor 12, 7-10; Mc 6, 1-6