PUES SI YO, EL SEÑOR Y EL MAESTRO, OS HE LAVADO LOS PIES, VOSOTROS TAMBIÉN DEBÉIS LAVAROS LOS PIES UNOS A OTROS. PORQUE OS HE DADO EJEMPLO, PARA QUE TAMBIÉN VOSOTROS HAGÁIS COMO YO HE HECHO CON VOSOTROS.
JUAN 13,14-15
El día previo a su crucifixión, Jesús nos mostró un ejemplo de liderazgo de servicio. Durante la Última Cena, se reunió con sus amigos y les lavó los pies. Sorprendentemente, incluso lavó los pies del hombre que finalmente le abandonaría y traicionaría. Es un poderoso ejemplo de humildad a la luz de circunstancias desgarradoras.
El liderazgo de servicio no es fácil de encontrar en el mundo moderno. Es más fácil reconocer las motivaciones y acciones interesadas de muchos de nuestros líderes políticos y sociales, que ver ejemplos de actos altruistas o desinteresados de servicio a la comunidad. Al mismo tiempo, podemos ser capaces de recordar los poderosos ejemplos de personas de nuestro entorno que demuestran un liderazgo que realmente sirve a los demás. El vecino en un kayak, que ayuda a las familias desamparadas en su calle durante una inundación. El joven que ayuda a sus abuelos a hacer la compra. El profesor que ofrece voluntariamente su tiempo después de clase para dar clases particulares a los alumnos que se están quedando atrás. El compañero de trabajo que ayuda discretamente al recién llegado. Todos responden a la invitación de lavar los pies de los demás en los lugares y circunstancias del mundo en que viven.
Esta misma invitación se nos hace a nosotros, hoy, en nuestro servicio con la Sociedad de San Vicente de Paúl. Seguimos guiados por las palabras de Federico Ozanam: «La vuestra debe ser una obra de amor, de bondad, debéis dar vuestro tiempo, vuestros talentos, daros a vosotros mismos». Sin embargo, como vicentinos, esta invitación a una obra de amor es más que caminar con personas que experimentan los efectos de la pobreza. Es un acto de profunda humildad y vulnerabilidad servir a los demás, viendo la totalidad de la persona y respetando su dignidad inherente.
Un compromiso empático con los demás es un aspecto crucial del liderazgo de servicio. Como vicentinos, actuar con empatía implica que podemos proporcionar un apoyo más significativo y eficaz a los necesitados. La empatía nos ayuda a cultivar un sentido más profundo de compasión y solidaridad con los necesitados. Al reconocer y valorar la dignidad y el valor de cada persona, somos capaces de crear un sentido de comunidad y pertenencia, así como de trabajar juntos para abordar las causas profundas de la pobreza y la injusticia social.
Hacemos lo que podemos. La invitación de la tradición cristiana es ir más allá, tendiendo una mano a los necesitados en nuestras áreas locales. Nuestra invitación es a un ministerio de servicio a imitación del mayor líder servidor, Jesús. No sólo estamos llamados a tomar la toalla, como Jesús, y lavar los pies de los más necesitados de nuestra comunidad local. También estamos llamados a capacitar a otros para que hagan lo mismo. En este espíritu de servicio, estamos llamados a ir más allá y lavar los pies de quienes nos molestan, nos frustran e incluso nos desprecian, conscientes de que nuestro punto de referencia es el ejemplo de Jesús.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
- ¿Qué te resulta fácil o difícil de hacer en el trabajo de la Sociedad de San Vicente de Paúl?
- ¿Cuándo has luchado por ser la mejor versión de ti mismo durante tu servicio a los demás?
De: Firewood for the soul, vol. 2, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill y James Hodge.
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