El domingo 28 de abril, el papa Francisco visitó la ciudad de Venecia. En la Plaza de San Marcos estuvieron presentes numerosos consocios y consocias de la Sociedad de San Vicente de Paúl, entre ellos la Presidenta del Consejo Central de Venecia, Martina Siebezzi, la consocia Marzia Ratti, que participó como lectora, y la consocia Anna Gigoli, que como voluntaria se ocupa de numerosos proyectos en la cárcel.

Precisamente desde la cárcel comenzó el viaje del papa Francisco a Venecia, cuando pasó una hora con las reclusas. «El papa —escribe Alvise Sperandio en Vatican News— quiso comenzar precisamente con un gesto de bienvenida en la cárcel de mujeres, donde animó a las internas a la esperanza, a reconstruir sus vidas. Fue un mensaje rodeado de una serie de discursos, también no programados, en los que algunas de las reclusas contaron cosas que salían de su historia y de su corazón. También hubo pequeños homenajes, obras que se realizan con la colaboración de las cooperativas. El Papa quiso recorrer las filas y saludar a las reclusas una por una, mirándoles a los ojos, que es también el tema de la exposición del Pabellón del Vaticano en la Bienal. El segundo momento en la cárcel fue el diálogo con los artistas, con quienes el Papa recordó el valor del arte, que no debe convertirse en un mercado. El arte vale más.

En el encuentro con los jóvenes, el papa también pronunció un discurso en el que recordó a los jóvenes que no son un perfil social, sino que son hijos del cielo, hijos de Dios. Después, el papa cruzó el puente de las barcas y llegó a San Marcos: en su homilía, Francisco dijo muchas cosas sobre Venecia, su fragilidad como ciudad de agua y su potencial; y llamó a Venecia ‘tierra que hace hermanos’».

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